Se apagaron las luces y llegó el huracán. Sombrero y camisa ochentera, a Leiva no le hizo falta abrir la boca para que todo el público levantara los brazos y comenzara a gritar y a aplaudir. Unos golpes de batería y el rock’n roll empezó a sonar. El artista madrileño arrancó motores, sin parar de moverse, con el tema «Nunca Nadie». La sala Boss presentó una buena entrada, aunque sin llegar a llenarse. Decidido a mostrar lo mejor de sí, siguió sin pisar el freno con temas como «Todo lo que tú quieras «, «Penaltis» o «Éxtasis» hasta que se decidió a hacer un pequeño parón para saludar a su público, y agradecer, en palabras del propio Leiva, «que en estos tiempos tan perros hubieran querido comprar una entrada para ir a verle». Con acompañantes de lujo formando su banda, como Juanchito, a la guitarra, sangre de su sangre, cantante y guitarra de Sidecars, y César Pop, al teclado, Leiva quiso recordar viejos tiempos con canciones como «Animales», «Amelie» o «Como lo tienes tú», de su anterior grupo, Pereza. Y tiempos aún más viejos, tocando la canción «Supervivientes», un tema que había compuesto cuando tenía tan solo 17 años y que nunca había podido incluir en una gira.
El concierto fluía a ritmo de luces y coros, estos últimos tan característicos de «Diciembre», su primer disco en solitario. Y cuando parecía que la noche estaba volviéndose un poco más monótona, salió al escenario una guitarra acústica y comenzó a lanzar acordes, mientras el resto de la banda miraba, y Leiva brilló en acústico con «Vis a vis», sin duda el tema más aplaudido de la noche. También hubo momentos en los que el cantante se acordó de amigos como Quique Santana, por el que propuso un brindis, una de las primeras personas que había creído en él y el responsable de que estuviera esa noche en Segovia. Hizo un guiño a artistas que habían ejercido y ejercen gran influencia sobre él, como Joaquín Sabina, versionando su tema «El caso de la rubia platino», y a compañeros y amigos como Quique González, responsable de que de una noche de locura naciera del tintero de Leiva la canción «Telediario». Y cómo no, dejó que Juanchito, «su hermanito pequeño», como le presentó, tomara protagonismo para cantar juntos «Ya no quiero problemas». Tras un temprano adiós y un apagón, sonaron gritos de «otra, otra…» y Leiva salió otra vez al escenario acompañado de su grupo para tocar las últimas canciones, «Eme» y «Lady Madrid», con las que se despidió del público y cerró la noche, tras casi dos horas vibrantes de concierto. Un concierto al que el propio César Pop calificó de muy divertido.
Así, entre música y cervezas, la gente fue saliendo de la sala, mientras la banda se perdía en el backstage por la salida de emergencia.
