Las reuniones miltitudinarias en Madrid han sido una constante durante los últimos días, y ayer se volvió a repetir una escena de fervor común cuando 18.000 personas pasaron por alguno de los 200 confesionarios que permanecieron abiertos en el parque del Retiro, desde el pasado martes hasta pasado el mediodía de ayer con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, se felicitó de que el acto de la penitencia, que en esta época «no es tan frecuentemente utilizado como en épocas anteriores», se haya «vuelto a actualizar» con la JMJ y se refirió a los confesionarios instalados en el parque y a todas las personas que han pasado por ellos.
En este sentido, resaltó el acto en el que Benedicto XVI escuchó los pecados de cuatro jóvenes creyentes, por lo que subrayó que, como ya hiciera su antecesor, el estimado Juan Pablo II en diversas ocasiones, el Pontífice «muchas veces ha querido demostrar su ánimo sacerdotal en la administración de la confesión».
El hecho de atender la necesidad de arrepentimiento de cuatro de los fieles que se acercaron al céntrico parque de la capital, fue la manera en la que el Obispo de Roma quiso participar en la fiesta del perdón. Inicialmente, estaba previsto que el Pontífice oyera los pecados de tres fieles, y quedaba uno de reserva, solo por si había tiempo, dada la apretada agenda de Benedicto XVI. No obstante, al final, el Papa optó por atender a todos, lo que le llevó unos 40 minutos en el parque.
La identidad de los penitentes se quiso preservar, según explicaron fuentes de la organización de la JMJ, por lo que no se hicieron públicos sus nombres. Solo se sabe que fueron dos chicas y dos chicos menores de 30 años.
A lo largo de toda la jornada, el reguero de peregrinos en los confesionarios fue constante. «Es aquí donde se convierten muchos jóvenes, y me parece la actividad más importante de la JMJ», explicó Juan Carlos, un sacerdote venezolano que vive en Madrid, que ha permanecido infatigable impartiendo el sacramento todos los días.
En general, el proyecto que se ha llevado a cabo en el Retiro se ha desarrollado sin tener que lamentar incidentes y en un ambiente festivo. La emoción de los peregrinos solo contrastó con el vandalismo de los gamberros el pasado lunes, cuando amanecieron 16 confesionarios dañados en su estructura y la organización tuvo que denunciar los hechos ante la Policía. El resto de los días el respeto y el fervor han sido protagonistas.
