La capilla del Santísimo de la Catedral acogió en la mañana de este Lunes Santo al presbiterio de la Diócesis de Segovia, con 115 sacerdotes, en la celebración de la Misa Crismal. Una eucaristía presidida por el obispo, Jesús Vidal, cuando se cumplen casi tres meses de su llegada para pastorear nuestra Diócesis, y que contó con la presencia del obispo emérito de la Diócesis, Ángel Rubio.
Durante la celebración de la homilía, Vidal recordó que la Misa Crismal es un «signo de comunión» entre el obispo y el presbiterio y un «momento esencial» es la renovación de las promesas sacerdotales: «Nuestro ministerio es primordialmente un ministerio del Espíritu, del mismo Espíritu del Hijo, que como hemos escuchado en el evangelio, ungió, llenó la vida de Jesús y le envió: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido; me ha enviado'».
El obispo continuó asegurando que «el Espíritu Santo nos unge y nos envía de nuevo, una y otra vez, a su Pueblo» para, a renglón seguido, compartir los cuatro caminos que «habremos de vivir juntos para cuidar y renovar la alegría que brota de la unción que un día recibimos: caridad fraterna, caridad pastoral, caridad divina y caridad con uno mismo».
La Misa Crismal se trata de una celebración habitualmente especial en el marco de la Semana Santa, en la que se bendice el Santo Crisma y los sagrados óleos de catecúmenos y enfermos. Asimismo, y como es preceptivo en esta eucaristía, los sacerdotes de la Diócesis renovaron las promesas que realizaron al comenzar su ministerio sacerdotal, y que tienen origen en esa llamada personal que Cristo les hizo y a la que respondieron con un «sí».
