El poder de convocatoria de la Asociación de Padres de Deficientes Físicos, Intelectuales y Mentales (Apadefim) es incuestionable y el apoyo de los segovianos a su labor, también. Ambos hechos quedan demostrados año tras año en el desarrollo de la Marcha Popular que simboliza los pasos firmes que Apadefim y Segovia dan juntas por el camino que lleva a la integración social y laboral de las personas con discapacidad intelectual.
La trigésimo primera edición de la Marcha Popular desarrollada ayer fue un nuevo éxito de participación y de organización que se suma al palmarés de triunfos de la asociación que desde hace 47 años trabaja por conseguir una mayor integración y atención de los discapacitados intelectuales en todos los ámbitos y en todo su ciclo vital.
En torno a 2.300 personas recibieron el carné de participante y realizaron un recorrido urbano que se extiende a través de más de nueve kilómetros. El tiempo acompañó, más aún, fue “ideal para hacer el camino”, tal y como señalaron insistentemente los participantes tanto a la salida, en la plaza del Azoguejo, como a la llegada, en la Alameda de la Fuencisla.
Encomiable el trabajo de organización que durante semanas ha venido realizando un equipo de cerca de 170 trabajadores y voluntarios, coordinado por Yolanda Sanz Mínguez. El presidente de Apadefim, Antonio Tapias Domínguez, que junto a otros organizadores y voluntarios comenzó la jornada a las siete y media de la mañana a las puertas del santuario de la Virgen de la Fuencisla, cinco horas después en el mismo escenario y viendo el resultado del trabajo aseguraba: “Hemos conseguido con éxito lo que pretendemos, mostrar como la discapacidad está presente en la sociedad segoviana”
Antonio Tapias dedicó palabras de elogio para las familias y los técnicos que han contribuido al buen desarrollo de la marcha, así como para todas las entidades, asociaciones y empresas colaboradoras y, por su puesto, para los segovianos de la provincia y de la capital que se unieron a Apadefim para “ayudarnos a fabricar nuestro futuro”, dijo el presidente de la asociación de padres.
Muchos miembros de la asociación se desplazaron desde distintos puntos de la provincia para participar en este evento y se encontraron con el apoyo de cientos de segovianos de distintas edades —niños de meses y ancianos con más de 90 años— que a través de esta fiesta deportiva y social quisieron manifestarse en favor de la integración de los discapacitados. Entre la gran masa de participantes había grupos familiares con representantes de tres generaciones, caminantes que se vincularon a esta actividad siendo niños, caminando de la manos de sus padres y ahora ya adultos han incorporado a sus hijos a la cadena solidaria. Por supuesto acudieron los fans incondicionales de la marcha, que coleccionan carnés de todas las ediciones a las que han acudido. Varios segovianos demostraron su capacidad de alternar actividad, ya que había rostros que el sábado se vieron en la manifestación contra los recortes del Gobierno y ayer se encontraban de nuevo en la caminata de Apadefim. Pero los verdaderos protagonistas del día fueron los usuarios de los servicios de Apadefim, — “nuestros chavales”, como dicen los integrantes la asociación —, que recibieron el afecto y la valoración de quienes se fueron encontrando en el recorrido.
Un paseo en grupo
A las diez de la mañana, la multitud de caminantes llenaba la avenida de Fernández Ladreda e iniciaba el recorrido precedida por aquellos participantes que decidieron realizar la marcha en bicicleta o corriendo con cronómetro en mano.
El sol acompañó el paseo en el que se fueron sucediendo los saludos y conversaciones entre los fieles a esta jornada que está consolidada como una de las actividades sociales y solidarias más importante de la provincia. El ritmo de la marcha se fue acomodando a las exigencias del terreno, cuyas características permiten un recorrido amable. Pese a ello, el avituallamiento líquido ofrecido en el punto de control intermedio situado frente al IES “La Albuera” fue agradecido por la mayoría de caminantes para reponer fuerzas tras atravesar el barrio de Nueva Segovia.
La marcha descendió después por la avenida de Padre Claret y la calle San Gabriel para, a través del barrio de San Lorenzo, incorporarse por el Camino de la Presa al denominado “cinturón verde” de la capital por donde transcurrió el último tramo de la ruta.
La llegada fue ubicada en la alameda situada junto al Santuario de la Virgen de la Fuencisla, donde todos los participantes recibieron un bocadillo y un refresco, así como un obsequio por su participación.