El museo pedagógico «La última escuela de Otones de Benjumea» abrió sus puertas allá por 1996 con el objetivo por parte del pueblo de rescatar y poner en valor su patrimonio cultural.
Ubicado en el antiguo recinto escolar tras tres remodelaciones y a la espera de una cuarta, pretende enseñar los utensilios en un espacio contextualizado de la historia de la educación pública española en el medio rural. En el museo conviven piezas relacionadas con la enseñanza y los niños desde el siglo XIX hasta contenidos actuales (las que menos por su escaso interés para el público).
En el edificio se pueden encontrar elementos de origen educativo como pupitres o iconografía de las distintas etapas y también materiales propios de sus residentes. Entre ellos llaman la atención los juguetes utilizados por los niños en los recreos de todo un siglo, aunque por encima de todo destaca una extensa galería de libros que llega hasta los 10.000 ejemplares.
La distribución del edificio sigue un orden cronológico, recogiendo piezas de los periodos republicanos y franquistas para desembocar en las últimas leyes de educación existentes, como son la EGB, LOE o LOGSE. El lugar más llamativo del museo se encuentra en el antiguo aula masculino, que recoge con material del pasado una clase donde unos maniquíes reciben clase de una profesora también ficticia. En éste escenario, los propios niños de la localidad ayudaron con su presencia en el video explicativo que narra el contenido e historia del museo.
El museo ha sido ampliado hasta en tres ocasiones, donde se cerró los patios de soportales que la antigua escuela contenía. En la actualidad, la nueva ampliación pretende desplazar el consultorio anexo al edificio para que su espacio forme parte del conjunto del museo.
Asociación “el Corralón”
Otones de Benjumea, situado en la parte central de la provincia, es una localidad ligada al municipio de Torreiglesias. Aunque según Juan Francisco Cerezo, no ha sido a través del Ayuntamiento, sino por medio de una Asociación llamada «El Corralón» (de la que es el presidente) la idea y puesta en práctica de crear los actuales museos existentes en el pueblo, el «Museo etnográfico» y «La última escuela de Otones de Benjumea».
Cerezo señala que la iniciativa nació desde «la asociación que es quién representa al pueblo», donde añade «que el cuidado de los museos es una actividad en la que participa toda la localidad». Para entrar al museo es necesario llamar a la asociación o directamente visitar el pueblo y comentar a algún viandante la intención de visitar el museo, ya que según Cerezo «Nadie se va de Otones de Benjumea sin ver los museos».
El presidente de la asociación comenta que la escuela de Otones de Benjumea puede ser «uno de los primeros museos de esta temática de la comunidad, sino el primero», debido a que «se encuentran pocos en la región».
Material de toda la vida
La mayoría de las muestras pertenecientes al museo son objetos cercanos de nuestra juventud. En una gran parte de los casos nada más entrar en el edificio se pueden encontrar elementos cercanos que devuelven al periodo estudiantila sus observadores.
Las piezas más comunes de la exposición son los libros, de los cuales se conservan casi 10.000 ejemplares de todas las fases del siglo XX, muchos de ellos todavía sin exponer debido al gran número de ejemplares.
Los mapas e ilustraciones colgadas por todas las paredes del edificio también son muy comunes. Uno de ellos es la pieza más destacable de toda la muestra, tratandose de un mapa mudo fechado en 1954, realizado a mano donde aparecen las capitales de provincia y sus respectivos nombres en la parte izquierda que suena si marcas las dos opciones correctas a la vez.
Los juguetes y los instrumentos de estudiantes son otra parte esencial de la exposición. Los peones o las chapas que muchos utilizaron para divertirse durante su niñez también están representadas en la primera sala del museo. Los pupitres y otros materiales típicos de toda escuela también se dan cita en el recorrido por el edificio.