El próximo 20 de mayo las pequeñas y medianas empresas españolas eligen presidente. La Asamblea Electoral de Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, CEPYME, tendrá que decidir ese día entre la continuidad que representa su actual presidente, Gerardo Cuerva, o el cambio que, en este caso, representa la vallisoletana Ángela de Miguel, presidenta de CEOE Valladolid y vicepresidenta de CEOE Castilla y León desde 2018.
El proceso no está exento de ruido mediático, toda vez que se abrió a principios de año cuando trascendió que el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, buscaba candidato para relevar a Cuerva al frente de la hermana pequeña de la patronal española, e invitaba a éste a abandonar la carrera por su reelección.
Una posibilidad que Cuerva rechazó desde el inicio, aunque abriéndose a una negociación para alcanzar una candidatura única. Finalmente, esa negociación no se produjo y Garamendi designó a De Miguel.
La ruptura
Las razones de la ruptura entre Garamendi y Cuerva, al que el primero alzó en 2019 a la presidencia de CEPYME, no se han explicitado más allá de un vago “ha perdido la confianza en él” con el que fuentes de la patronal despacharon la noticia o el “normalidad democrática” con el que ha respondido el presidente de CEOE cuando se le ha preguntado en público por las elecciones.
Lo cierto es que, en estos seis años, el granadino Gerardo Cuerva se ha caracterizado por una defensa clara y férrea de la situación de las pequeñas y medianas empresas españolas frente a lo que él ha denominado “el Gobierno más hostil en décadas para las empresas”. En sus declaraciones y discursos, Cuerva no ha dudado en criticar “el claro intervencionismo” del Gobierno de Pedro Sánchez y sus políticas, “que están asfixiando a las pequeñas empresas”.
La reforma laboral que Cuerva firmó, pero con la que fue muy crítico, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o, más recientemente, la reducción de la jornada laboral o incluso la defensa de la libertad empresarial, han sido temas en los que el actual presidente de CEPYME ha sido muy beligerante al entender que afectaban muy especialmente a las pymes, para creciente malestar de Garamendi, más partidario de una posición “institucional”.
Todo hace indicar que esas dos posturas chocaron finalmente con motivo del Manifiesto por la Libertad Empresarial de la Pequeña y Mediana Empresa que CEPYME presentó el pasado mes de julio en una Asamblea General en la que estaba invitada la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el propio presidente de CEOE. Cuerva se arrogó en ese acto la voz de la PYMES y aseguró que el documento respondía al “hartazgo de las empresas españolas” frente a las políticas del Gobierno y, particularmente, frente a las de la ministra de Trabajo y vicepresidenta, Yolanda Díaz.
Según fuentes de ambas organizaciones, ese documento y ese acto aceleraron la ruptura y la decisión de Garamendi de poner al frente de CEPYME a alguien más cercano a su sensibilidad y a su modo de pensar.
La carrera
La carrera oficiosa empezó el pasado 5 de marzo, fecha de la entrega de los Premios CEPYME, cuando Ángela de Miguel hizo pública su candidatura después de que hubieran rechazado la propuesta otros candidatos según diversos medios. Ese día, en un rotundo discurso ante el presidente del Gobierno, Cuerva volvió a dejar clara su posición de dar voz a las pymes “a las que les iría mucho mejor si parte de tu Gobierno no hubiera orillado el diálogo social”, para disgusto manifiesto de un Garamendi que le pidió “generosidad, altura de miras y dejar a un lado los intereses personales”.
Un candidata con un perfil polémico
“Las divergencias habidas entre Garamendi y el actual presidente de Cepyme, Gerardo Cueva -indican fuentes de la patronal- definen un posicionamiento de carácter político. Garamendi mantiene una mayor “conformidad” hacia las medidas decretadas por el Gobierno y, en esa misma proporción, el actual presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, representaría una mayor “resistencia” a las disposiciones a través de las cuales el Ejecutivo ha asestado duros golpes a la pequeña y la mediana empresa”.
Ángela de Miguel, la persona elegida por Garamendi para presidir Cepyme es profesional de la abogacía y ostenta los cargos de vicepresidenta de CEOE en Castilla y León y el de presidenta de CEOE en Valladolid y es miembro de la comisión directiva de Cepyme, aunque con una participación irrelevante en la asociación. Entre otras acciones profesionales, su despacho, Negotia, ha sido elegido para formar parte del equipo de mediadores del SERLA.
El organismo autónomo, integrado por CEOE, UGT y CCOO, cumple fundamentalmente la misión de mediar en conflictos laborales y arbitrar las soluciones pertinentes. Son estos agentes sociales los que, a través de la Comisión Paritaria, eligen los cerca de 34 conciliadores y mediadores destinados a estos conflictos, la mitad de ellos designados por la patronal y la otra mitad por los sindicatos de los trabajadores. “Lo que está claro -indican fuentes del sector- es que de cinco abogados que formaban el equipo del despacho de la hoy candidata de Garamendi, se incorporaron casi la totalidad, cuatro, al SERLA, entre los años 2017 y 2023, lo que denota un claro favoritismo más teniendo en cuenta que solo uno de ellos era abogado especializado en derecho laboral. Esta acaparación de puestos del SERLA en una sola firma de abogados -señalan fuentes patronales- ha generado descontento en otros despachos profesionales en la región.»
