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La responsabilidad colectiva

por Javier Gómez Darmendrail
24 de marzo de 2025
en Tribuna
JAVIER GOMEN DARMENDRAIL
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Blas de Lezo y Olavarrieta, el legendario marino español, dejó para la posteridad una frase cargada de significado histórico, político y filosófico: «Una nación no se pierde porque unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden”. Por eso, ante la debacle en la que nos tiene sumidos el desgobierno actual, nos deberíamos preguntar dónde está la sociedad civil. ¿Dónde estamos? ¿Esperamos que venga alguien a decirnos “levántate y anda”?

Hay que reconocer que esta sentencia de Lezo condensa una lección esencial sobre la responsabilidad de los ciudadanos en la conservación de su patria. No es el ataque externo el que pone en riesgo la integridad de una nación, sino la inacción, la indiferencia o la falta de compromiso de aquellos que deberían velar por ella. A lo largo de la historia, este principio ha demostrado ser una constante en el auge y caída de civilizaciones. Por esta razón, pretendo en este comentario analizar brevemente la frase de Blas de Lezo desde varias perspectivas, incluso en su aplicabilidad en la España contemporánea.

Pero para entender y analizar la perspectiva histórica y la profundidad de esta afirmación, es fundamental conocer a su autor. Blas de Lezo (1689-1741) fue un marino español que pasó a la historia por su valentía y capacidad estratégica en la defensa de Cartagena de Indias donde infligió en 1741 una humillante derrota a la poderosa armada británica de Edward Vernon. Lezo tuvo una importante carrera en la Marina, pero fue allí donde escribió una de las páginas más gloriosas de la historia militar española.

A pesar de estar físicamente mutilado por heridas de guerra —perdió una pierna, un ojo y el uso de un brazo—, Lezo comandó con determinación a sus tropas y logró repeler un ataque masivo de los británicos, que confiaban en una victoria rápida. Su liderazgo y el compromiso de sus hombres evitaron que España perdiera uno de sus principales enclaves en América. Por eso su frase cobra especial relevancia en este contexto. Si los soldados y habitantes de Cartagena de Indias no hubieran estado dispuestos a luchar, la ciudad habría caído sin remedio, independientemente de la magnitud del ataque enemigo. De ahí la importancia de la defensa activa y decidida de lo que se considera valioso.

Desde una perspectiva política, la afirmación de Blas de Lezo resalta la importancia de la participación ciudadana en la vida de una nación; y en las democracias modernas, esto se traduce en el ejercicio del derecho al voto, el respeto a las instituciones y el compromiso con los valores que sustentan el Estado. Porque las naciones no solo se ven amenazadas por invasiones militares, sino también por corrupción, crisis económicas, desinformación y desinterés de la ciudadanía. Cuando quienes aman su país no actúan frente a estos problemas, se abre la puerta a su debilitamiento y eventual decadencia.

Ejemplos históricos abundan. La caída del Imperio Romano fue debida -más allá de las invasiones bárbaras-, al colapso debido a la pérdida de valores cívicos y el deterioro interno de sus instituciones. ¿Les suena de algo? No estaría de más que tomásemos conciencia de ello, porque cuando los ciudadanos dejan de involucrarse en la defensa de su nación -ya sea en términos militares, políticos o sociales-, el terreno queda libre para aquellos que desean aprovecharse de su debilidad.

Desde un punto de vista filosófico, la frase de Blas de Lezo nos plantea una cuestión fundamental: ¿qué significa «defender» una nación? En el pensamiento clásico, Aristóteles ya hablaba de la importancia de la virtud cívica. Para él, una polis (ciudad-estado) solo podía sostenerse si sus ciudadanos participaban activamente en su gobierno y defensa. Y Platón, en “La República”, advertía sobre los peligros de la dejadez y la ignorancia en la gestión del poder.

Recientemente, pensadores como la filósofa e historiadora estadounidense Hannah Arendt, han reflexionado sobre cómo la pasividad de las sociedades permite el auge de regímenes totalitarios. Su concepto de la «banalidad del mal» muestra cómo el conformismo y la indiferencia pueden ser más peligrosos que los ataques externos. En este sentido, la frase de Blas de Lezo nos recuerda que no basta con amar a una nación en abstracto, el verdadero amor se demuestra con acciones concretas que protejan su identidad, cultura y valores.

 

Hoy en día, la frase de Blas de Lezo sigue siendo relevante. Aunque las amenazas han cambiado, la esencia del mensaje permanece. El auge de la desinformación sería una de las amenazas que habría que combatir con la ayuda de una ciudadanía crítica y bien informada; aunque también la manipulación mediática puede debilitar la cohesión social y la confianza en las instituciones. Otra amenaza sería el abstencionismo electoral porque cuando unos ciudadanos ni votan ni participan en política dejan que otros decidan el rumbo de la nación. El abandono de los valores democráticos, la corrupción, la falta de educación cívica son otras señales de alerta. Y en un mundo donde las tensiones internacionales siguen siendo una realidad, el compromiso con la defensa nacional sigue siendo crucial, por lo que es lamentable la situación que están provocando los inefables separatistas en España, aprovechándose de un gobierno débil que pasa por todo con tal de seguir en el poder.

 

En un sentido más amplio, defender una nación no implica solo una acción militar. También significa fortalecer su economía, preservar su cultura, fomentar la educación y trabajar por la justicia social, porque la historia ha demostrado que las naciones que sobreviven no son las más poderosas, sino aquellas cuyos ciudadanos están dispuestos a defenderlas en todos los aspectos. Y en ese sentido Blas de Lezo nos legó una lección atemporal: el destino de una nación no está solo en manos de quienes la atacan, sino también en la actitud de quienes deberían protegerla.

Cada generación tiene la responsabilidad de mantener viva esta enseñanza porque no basta con admirar el pasado o celebrar la identidad nacional en tiempos de prosperidad. Es en los momentos de crisis cuando se pone a prueba el verdadero compromiso, y por ello, la frase de Blas de Lezo sigue resonando hoy con fuerza, recordándonos que la supervivencia de una nación depende, en última instancia, de la voluntad de su gente.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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