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Segovia, cine y literatura

por Juan Pablo Roda
13 de marzo de 2025
en Tribuna
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Quizá, si pretendemos que el orden de las palabras dé valor a su significado, el epígrafe debería tener esta disposición: Segovia, literatura y cine. Pero no, hacemos un revolutum y que cada lector ponga los sintagmas en la adecuada posición que desee. Eso sí, el cóctel de los tres ingredientes presume de un embriagador trago de arte, espectáculo y cultura. Fascinante trinidad.

Segovia es longeva y un repaso a su historia y patrimonio nos llevaría demasiados folios, pero la ciudad se va a encontrar presente en cada línea de este visual escrito, o escrito que se hace visual. La fotografía en movimiento tiene un nacimiento cercano. Son los hermanos Lumière quienes hacen público su invento, el cinematógrafo, un 28 de diciembre de 1895 en el Salon Indien du Gran Café de París. Entre las diferentes proyecciones se encuentra El regador regado, que podemos considerar la primera filmación cómica de la historia y al mismo tiempo el primer plagio. El guion tiene su origen en una tira cómica de Hermann Vogel. A partir de ese momento, con el apoyo técnico, su evolución es vertiginosa, y parte de culpa la tiene la literatura, la historia o cualquier suceso que pueda ser llevado a la gran pantalla. Vamos a romper una astilla en favor de la adaptación con la opinión de un grande del cine, del teatro, de la radio, Orson Welles: “Y, suponiendo que el cine sea un arte, mi postura es que se pueda adaptar libre y vigorosamente un clásico al hacer una película”.

En poco más de cien años, multitud de sucesos se han ido manifestando en tres siglos diferentes, de tal manera que la clásica definición de cine, que se rodaba en celuloide y se proyectaba en una sala oscura, sobre una gran pantalla, ha cambiado, pues ahora se rueda casi exclusivamente en formato digital de alta tecnología y se visualiza mayoritariamente en la televisión, eso sí, equipada con una definición visual y acústica de primer orden. Por lo que la demanda de historias de las que sacar guiones se ha multiplicado a la par que el formato documental ha seguido creciendo hasta conseguir una gran presencia y, por consiguiente, trocar el calificativo de cine por el de audiovisual no es descabellado. Mas nosotros nos hemos decidido por el de cinematógrafo, evolucionado en sofisticadas formas y variando en la interpretación. Adelante.

Sophia Loren y Charlton Heston, en un fotograma de la película El Cid.
Sophia Loren y Charlton Heston, en un fotograma de la película El Cid.

Tenemos un dilema, o empezamos con adaptaciones domésticas, guiones con inicio en la historia de España, en la literatura escrita en castellano o las diferentes lenguas del Estado, o nos abrimos a producciones internacionales, argumentos tomados de la literatura universal. No es fácil la decisión, pero con prontitud leeréis cuál es capricho del articulista. Verso en castellano, héroe de casa y producción internacional con un famoso plantel interpretativo. No hay mal filme con tan buen señor, El Cantar del Mio Cid. Nuestro campeador castellano Rodrigo Díaz de Vivar es el protagonista de una producción de Samuel Bronston dirigida por Anthony Mann, El Cid (1961). En el guion, con asesoramiento del especialista Ramón Menéndez Pidal, encontramos diferentes errores en lo referente a fiabilidad histórica. En el apartado de extras, los soldados que dan autenticidad a las batallas, el ejército español cedió soldados de remplazo, haciendo la mili, para dichas refriegas. El productor llenó la pantalla con plantel de primer orden. El Cid, Charlton Heston, doña Jimena, Sophia Loren. A este respecto, una vecina de Encinillas, la señora Consuelo, después de ver la película en la televisión en blanco y negro con sus hijos, a principio de los años 70 del siglo pasado, me contó que la actriz italiana se encapricho del tocado que llevaban en la faenes agrícolas y le tuvieron que regalar un pañuelo. En una escena, sus hijos identificaron al burro del abuelo. Anécdotas aparte, la película goza de gran éxito, dando a conocer a nuestro héroe, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, al mundo. Martin Scorsese, culpable de la restauración del film, ha manifestado: “Una de las más grandes películas épicas jamás creadas”. Todo un halago a una película que ha tomado para su filmación espacios de la sierra de Segovia y sus pueblos.

La inclusión de Manuel Gutiérrez Aragón, en el apartado de cine y literatura en la provincia de Segovia, viene no solo por la participación de esta tierra en sus filmes como director y guionista: “No puede haber una buena película sin un buen guion”, sino por el placer que me han causado sus producciones cuando las he contemplado: Demonios en el jardín (1982), Feroz (1984). Tuve el gusto de saludarle cuando recibió la Espiga de Honor en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (67 Seminci). Pero Gutiérrez Aragón aparte de hacer cine, “Ser director me parecía una cosa rarísima, y me la sigue pareciendo”, es narrador y esta faceta literaria, es miembro de la Real Academia Española (Rae) ocupando el sillón con la letra “F”, le da valor para llevar a la pantalla, con guion de su pluma, la adaptación de la novela cervantina Don Quijote, bajo el título de El caballero don Quijote (2022). El largometraje tiene en los principales papeles a Juan Luis Galiardo como hidalgo y a Carlos Iglesias como escudero, con música de José Nieto. Al igual que en las otras dos películas mencionadas, algunas escenas se rodaron en Segovia o su provincia. En esta ciudad, y con motivo de la Muestra de Cine Europeo Ciudad de Segovia en 2016, se le homenajeó otorgándole el As de Segovia. Merecido encuentro.

Un novelista que también formó parte de la Real Academia Española, Miguel Delibes, ya fallecido, sirvió las novelas que inspiraron un amplio abanico de guiones cinematográficos, y su nombre les ha valido a directores y productores para amplificar la publicidad de sus películas. Para más inri, el Premio al mejor guion cinematográfico en el Festival de Cine de Valladolid, su ciudad natal, se denomina “Miguel Delibes”. ¿Imagináis que siendo cara te llamen cruz? Centrados en películas con base creativa en la narrativa, encontramos a Antonio Mercero dirigiendo El tesoro (1988), adaptación del cuento del mismo título de Miguel Delibes. Segovia continúa siendo el principal escenario para su filmación, en la que el campo se enfrenta a la ciudad. Sempiterna lucha.

La acción de Memorias de Leticia Valle, novela de Rosa Chacel, llevada al cine con el mismo título por Miguel Ángel Rivas en 1979, transcurre entre Valladolid y Simancas, durante el rodaje el equipo de filmación recaló en los pueblos segovianos de El Espinar y Valsaín. Tengo que decir, para que no me corrijan que reniego de lo apostillado, que si quieres conocer a Rosa Chacel y saber lo que escribe sobre Leticia Valle, es conveniente leer la narración y, posteriormente, si apetece, contemplar lo que la película nos cuenta, nos muestra en la pantalla. Confrontación de sensaciones.

Nuestro fastuoso teatro clásico no podía faltar, aunque mucho menos de lo merecido, en el equipaje de los productores cinematográfico. Posiblemente la obra más conocida, “soñada”, de nuestro Siglo de Oro es la calderoniana pieza teatral La vida es sueño. Fue llevada a la pantalla por Luis Lucia en 1960 con el título de El príncipe encadenado, algunos dicen que para ocultar el “robo”. La música de Cristóbal Halffter y los parajes de Valsaín pueden transformar los sueños de Segismundo en un hermoso bien, la realidad.

Sin olvidar las tablas del escenario, el telón y los decorados; utilizamos el patio de butacas, las plateas y los diferentes espacios que sirven de asientos al respetable, apagamos las luces, encendemos el proyector, en versión digital, y contemplamos lo que se muestra sobre la pantalla, la película, o la obra teatral hecha película: Esquilache (1988), dirigida por Josefina Molina, quien también participó en el guion, tomando como ejemplo la obra teatral de Antonio Buero Vallejo, Un soñador para un pueblo. Domingo de Ramos de 1776, el pueblo de Madrid inicia una revuelta que terminará con el destierro del impulsor de las reformas de la Ilustración en España, el ministro del rey Carlos III, Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache. Nuestra historia.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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