Alba de Misericordia Sanz Tejedor es la alcaldesa de Fuentepelayo, y lleva meses trabajando para que todo salga bien el fin de semana del 28 de febrero al 2 de marzo. Es la Feria del Ángel, uno de los acontecimientos más especiales del año y más importantes para la localidad que, además, este año cumple su 40 aniversario, tal y como lo conocemos hoy, ya que los orígenes de la feria se remontan al siglo XVIII.
—¿Qué impacto tiene la Feria del Angel para la economía de Fuentepelayo?
—Es un impacto considerable. Por aquí pasan cerca de 10.000 personas que consumen, comen, compran en nuestros establecimientos, se alojan en la localidad… deja un impacto económico importante tanto en la localidad como en la comarca. En un radio de 25 kilómetros todo el hospedaje está completo, fundamentalmente por los expositores que vienen de fuera.
—¿Qué novedades se presentan en esta 40 edición?
—Pues además de las jornadas técnicas y de la feria propiamente dicha, este año la asociación ecuestre taurina de Fuentepelayo ha preparado un precioso espectáculo de flamenco que se realizará justo al terminar el espectáculo de la XXIX Feria del Caballo.
Además hemos organizado un exposición con cartelería y fotografías que recogen documentos interesantes de estos 40 años de feria.
—¿Cuántos expositores hay previstos?
—Este año vendrán a la feria alrededor de 150 expositores que vienen de toda España.
—¿Cuáles son las dificultades más grandes que encuentran para mantener y hacer que crezca la Feria?
—La mayor dificultad está en la situación que está atravesando el sector agrario y los distribuidores de maquinaria agrícola y ganadera. Es un sector que lleva en crisis durante varios años y las maquinarias tienen un alto valor, los costes de traslado son elevados y las casas comerciales no ayudan. Cuesta mucho y sin el apoyo de la marca, que cada vez son más reticentes, así es que es difícil. Se ha notado en la feria de Valladolid, se ha notado en la feria de Zaragoza, en la de Lerma, y también la nuestra se ha resentido.
—¿Le vais a dar un giro?
—Estamos intentando buscar otro formato, otro modelo para que sea más atractivo al sector agrario y que no les suponga tanto esfuerzo económico. Finalmente, estas ferias ya no tienen el valor comercial que tenían antes. Ahora desde tu casa puedes hacer los negocios que necesites, y las ferias ya no son tan necesarias para cerrar tratos. Queremos que siga habiendo exposición, pero en otro formato. Hay que ver qué es lo que funciona en otros lugares y adaptarse a esas circunstancias.
—¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrenta Fuentepelayo en los próximos años?
—La despoblación, la falta de asentamiento de la gente joven que formen familias para que se mantenga la población y la vida en los pueblos. Y en esto tiene mucho que ver la planificación urbanística de los municipios. La planificación urbanística de hace 15 o 20 años no tiene nada que ver con las necesidades de planificación urbanística actuales. También la evolución del trabajo ha cambiado mucho la situación. Hace 15 años el teletrabajo era impensable, y ahora convivimos con ello cada día. Para ayudar a ese asentamiento de población se debería avanzar en una planificación urbana más moderna y un aprovechamiento de las nuevas fórmulas de trabajo en remoto.
—¿Y facilitando el acceso a la vivienda?
—En Ayuntamiento no tiene inmuebles adecuados para ofrecer en régimen de alquiler. Se rehabilitó la casa del médico a través de un proyecto de la Junta de Castilla y León, para ofrecerlo como vivienda social, pero a día de hoy no tenemos ninguna solicitud de ocupación. Y el parque de vivienda que tenemos está cubierta. No hay viviendas para alquilar, y las que hay están ocupadas.
—¿Qué me dice sobre envejecimiento?
—En Fuentepelayo tenemos una residencia de mayores, pero la capacidad es muy pequeña y las exigencias de la administración son muy elevadas. Es muy complicado. La atención a los mayores se realiza desde la Diputación o con empresas de catering que distribuyen alimentos. Desde el ayuntamiento no tenemos recursos. Creo que hay un nicho de empleo, pero no desde un solo ayuntamiento sino a través de formas mancomunadas. Se podrían coordinar actuaciones entre varios municipios para atender las necesidades de las personas mayores que ya no pueden valerse solas.
—La Dana de Valencia les recordó lo que pasó aquí con el desbordamiento del arroyo Malucas. ¿Podría repetirse?
—Sí, podría repetirse perfectamente. La competencia en de la Confederación Hidrográfica del Duero, que debería tener los cauces atendidos, y no es así. No se ha limpiado el arroyo, las verderas taponan totalmente el cauce, habría que reconfigurar los taludes y despejar el camino natural del arroyo que ahora está obstruido. Nosotros en el casco urbano hemos desbrozado y limpiado lo que hemos podido, pero la competencia es de la Confederación.
—¿Qué proyectos prioritarios tiene para el municipio en los próximos años?
—Nos gustaría asfaltar muchas calles que están muy deterioradas y necesitan un refuerzo de firme importante. Aprovechando que se tienen que asfaltar esas calles vamos a soterrar telecomunicaciones para evitar toda la línea de cableado aéreo que tenemos todavía.
En la SG 222 se va a renovar el tramo urbano de Fuentepelayo y vamos a aprovechar para renovar el paso de Los Álamos, que tiene el pavimento levantado por las raíces de los árboles.
—¿Cómo imagina el futuro de Fuentepelayo en los próximos diez años y qué legado le gustaría dejar como alcaldesa?
—Si pudiera conseguir que se mejoren las condiciones urbanísticas y que se pudieran agilizar los trámites urbanísticos en Fuentepelayo me doy con un canto en los dientes. Me refiero a agilizar y simplificar las licencias de autorizaciones de obras y de inversión en obras. Tenemos unas normas urbanísticas muy restrictivas, muy limitantes que nos hacen ser muy poco operativos. Nosotros somos una zona rural, no somos una gran ciudad, y no se puede trasponer una norma urbanística de una gran ciudad a un pueblo. Si alguien quiere construir en una zona periférica del pueblo o en una ampliación de casco, por ejemplo, a día de hoy es muy difícil, pasan varios años hasta que se consigue una autorización y eso no puede ser.
—¿Este fin de semana hay razones más que de sobra para ir a Fuentepelayo, pero ¿por qué hay que visitar la localidad en cualquier fecha del año?
—Fuentepelayo tiene una riqueza cultural considerable. Tenemos dos iglesias que merece la pena visitar y conocer. Se pueden concertar visitas. Tenemos muchas actividades que organizan las asociaciones del pueblo que son muy activas y son propuestas que están abiertas a los visitantes, matanzas, rutas culturales y de senderismo por la zona, batucadas… En las fiestas de agosto hacemos un desfile de carretas que es digno de ver; en junio tenemos la Octava del Corpus, donde se puede disfrutar de la danza del paloteo típica de Segovia, en los alrededores tenemos rutas de senderismo y en bici muy interesantes, tenemos un vértice geodésico en la cota de San Gregorio y en San Cebrián tenemos un mirador espectacular al Mar de Pinares.
Además hay varios establecimientos que dan de comer de maravilla y a todos los que quieran venir les trataremos muy bien. Creo que es una buena opción para disfrutar de unos días estupendos en cualquier época del año.
