“Cuando empezamos éramos unos niños pero con muchas ganas de luchar y de estar unidos, de sacar la familia adelante y trabajar ahora con ellos porque llevamos cuatro años que prácticamente lo llevan los hijos”. Luis Alonso Dimas y Pilar Marcos Barreno, del Bar Castilla, de La Granja, son de esos matrimonios en los que negocio y familia se unen y hoy en día se sienten orgullosos de lo conseguido con mucho esfuerzo.
El domingo, junto a los propietarios de otros dos establecimientos, recibirán el homenaje de la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos (AIHS) en la cena de clausura de la Semana de Cocina Segoviana. Pilar, que continúa en la cocina, admite que están “satisfechos de que se haya reconocido nuestro trabajo”.
Ambos recuerdan que se hicieron cargo del negocio “con una mano delante y otra detrás, como suele decirse, porque los préstamos en aquella época eran altísimos y no teníamos nada, solo dos manos para luchar, pero se nos metió en la mente que tendría que ser nuestro algún día y lo hemos conseguido”.
Pilar y Luis nacieron en Zarzuela del Monte pero de siempre les gustó La Granja. Comenzaron su andadura en la hostelería en distintos establecimientos, cuando tenían 17 años, y ambos llegaron a trabajar hasta en Barcelona. De vuelta, en Segovia, un buen día decidieron casarse y establecerse en el Real Sitio, primero en un mesón y luego en el Bar Castilla, que ellos ampliaron y mejoraron.
En el pueblo se recuerda la fiesta que hicieron con motivo de las bodas de plata del bar, con merienda para todos y verbena. “Nos hacía mucha ilusión tener un detalle porque gracias a ellos tenemos lo que tenemos y podemos continuar. Estamos agradecidos de que siempre nos hayan correspondido”, dicen.
Porque sin olvidarse de los turistas, de la colonia de Madrid que pasa el verano y muchos fines de semana en el pueblo o hasta de los que ahora se llaman “vips” —de la infanta Elena a ministros, actores, periodistas… que han pasado por el Castilla—, Luis y Pilar saben que para los granjeños y segovianos “ahora hay muchos más bares que cuando empezamos, pero la gente dice ‘¿dónde quedamos?’ ‘en el Castilla’. Ahora ya vienen los nietos de la gente con la que empezamos”.
El tiempo ha ido pasando y los sinsabores se han dejado atrás. “Hay que quedarse siempre con los buenos recuerdos, si no abandonarías”, aseguran.
