La guerra para hacerse con el mando del Fondo Monetario Internacional (FMI) está ya abierta. Aunque al principio había una gran favorita, la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, los países emergentes han depositado su confianza en el que se ha convertido en su representante, el gobernador del Banco Central de México, Agustín Carstens, mucho más después de que esta semana se cayese de la batalla el israelí Stanley Fischer.
El economista sudamericano ya ha empezado su particular campaña electoral y lo ha hecho quejándose de la «sobrerrepresentación» de Europa en el FMI, al tiempo que destacó la mirada «fresca» de los mercados emergentes frente a la tradición encarnada por su rival. «Debemos demostrar de qué somos capaces. Yo estoy aquí para ofrecer esta alternativa», aseguró Carstens en una reciente visita a Washington.
El viaje del economista a Estados Unidos, donde se reunió con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, formaba parte de una gira internacional en la que se ha entrevistado con diversos líderes mundiales para recabar apoyos de cara a la dirección del organismo internacional.
El gobernador del Banco Central de México reconoció que las posibilidades de que Lagarde sea la próxima directora gerente del Fondo son «altas». No obstante, indicó que «eso no quita que los mercados emergentes no debamos sentar un precedente» al presentar otra opción.
«Puede que necesitemos más de un ronda para conseguir el puesto, pero si no empezamos en algún momento, nunca lo conseguiremos», agregó Carstens.
Asimismo, subrayó que «el FMI corre el riesgo de perder efectividad y legitimidad si no reforma el sistema de representatividad para dar más peso específico a las economías en desarrollo».
El plazo de la presentación de las candidaturas para sustituir a Dominique Strauss-Kahn culminó hace una semana y, tras desechar la propuesta del gobernador del Banco Central de Israel, Stanley Fischer, por su elevada edad -tiene 67 años y el organismo contempla en su normativa los 65 años como tope para dirigir el Fondo-, ahora los dos aspirantes tendrán hasta el 30 de junio para recabar apoyos.
Será un pulso a dos manos entre Europa y los mercados emergentes, encarnados por Lagarde y Carstens.
La francesa, considerada la gran favorita por los expertos, ha visitado recientemente diversos países como China y la India dentro de las economías emergentes, puesto que ya cuenta con el respaldo de la Unión Europea.
El mexicano, por su parte, se ha autoerigido como representante de las economías en desarrollo.
Su discurso se ha basado en un llamamiento a la transparencia en la selección del nuevo director general del FMI, y a la ruptura del pacto no escrito que otorga la dirección del organismo internacional a un europeo desde su fundación en 1945.
De momento, Carstens cuenta con el respaldo de más de una docena de países latinoamericanos, pero no ha logrado el voto de confianza de socios clave como la India, China, Brasil o Argentina. También tiene el apoyo de España, país que comparte una silla en el Consejo del FMI con México y otras pequeñas naciones de Sudamérica.
