La sangre fría del mexicano Andrés Guardado desde el punto de penalti y el oxígeno que aportó al Deportivo de La Coruña el francés Yves Desmarets evitaron ayer la derrota de los locales frente al Getafe. Los visitantes dominaron en el primer acto y se vieron arrastrados por la locura del segundo, si bien sacaron un empate pese a acabar con 10 hombres.
Los ‘azulones’ se adelantaron pasada la media hora de acción ante un rival tímido e inocente, pero que reaccionó tras el descanso gracias a las modificaciones introducidas previamente por Miguel Ángel Lotina.
No obstante, los blanquiazules necesitaron recurrir a dos penas máximas para dar la vuelta al marcador. Cuando mejor lo tenían, un viejo conocido, Javier Arizmendi, restableció la igualada gracias a una bella diana. Todavía quedaban bastantes minutos por delante, pero nadie más logró batir a los guardametas.
Como resumen global del duelo, cabe decir que fueron los madrileños quienes exhibieron un mayor interés por jugar la pelota con brillantez. Aunque el preparador de los gallegos pretende que sus pupilos también sobresalgan con el balón en los pies, anoche les faltó inspiración.
En cuanto a la escuadra de Míchel, se sobrepuso a las bajas de Gavilán, Albín, Pintos, Kas y Rafa; para colmo, a los pocos minutos de partido se unió a la lista el portero argentino Óscar Ustari, quien tuvo que solicitar el cambio por un problema muscular. Los visitantes pudieron ganar, pero los dos penaltis en contra fueron una losa demasiado grande.
