Decenas de inmigrantes africanos murieron en el Mediterráneo a bordo del barco en el que viajaban después de que unidades militares europeas y de la OTAN hicieran caso omiso de sus peticiones de socorro el pasado 29 de marzo, según publicó ayer The Guardian. Unas informaciones que fueron inmediatamente desmentidas por la Alianza y por Francia, cuyo portaaviones Charles de Gaulle fue claramente señalado por el diario británico.
Según el rotativo, una nave con 72 personas -47 etíopes, siete nigerianos, siete eritreos, seis ghaneses y cinco sudaneses- salió de la capital de Libia el pasado 25 de marzo. De ellos, 20 eran mujeres y dos niños, uno de ellos de solo un año, y también se encontraban refugiados políticos. El objetivo era alcanzar las costas de la isla italiana de Lampedusa, pero apenas 18 horas después de partir, quedaron a la deriva. Los miembros de la embarcación pidieron ayuda a los Guardacostas italianos, con los que se habían puesto en contacto vía telefónica, y a un buque de guerra de la OTAN, de bandera gala, sin que se llevara a acabo ninguna operación de rescate.
El periódico añade, siempre según el testimonio de los supervivientes, que un helicóptero sobrevoló el barco e hizo llegar botellas de agua y paquetes de galletas a los pasajeros, a los que se pidió que permanecieran a la espera de que un navío viniera a salvarles, sin que esto último se produjera.
En un momento dado, hacia el 29 de marzo, el aparato accidentado fue llevado a las proximidades de una nave de la Alianza, el portaaviones francés Charles de Gaulle, según aseveró The Guardian. Tal y como relataron los protagonistas del accidente, dos cazas despegaron del buque y les sobrevolaron, mientras los náufragos les mostraban a los dos niños. Tampoco entonces recibieron ayuda. A partir de ese momento, sin alimentos ni agua, los inmigrantes comenzaron a morir uno a uno.
Finalmente, 61 inmigrantes fallecieron de hambre y sed, mientras que otros 11 consiguieron sobrevivir después de pasar 16 días en el mar.
Ante estas informaciones, la OTAN calificó de «erróneas» las afirmaciones de que, supuestamente, sus navíos hicieran caso omiso a las peticiones de auxilio, al señalar que solo uno de sus barcos, portaaviones italiano Garibaldi, se encontraba de servicio esos días y a más de 100 millas náuticas del lugar.
La organización recordó, en este sentido, que los buques de la Alianza Atlántica conocen sus responsabilidades y que durante la noche del 26 al 27 de marzo (tres días antes del suceso denunciado), varias unidades estuvieron implicadas en dos incidentes diferentes relacionados con la seguridad de la vida en el mar cerca de Trípoli.
Por su parte, el Gobierno Francés también desmintió tajantemente que el Charles de Gaulle denegara auxilio al barco averiado, ya que, según indicaron desde París, el buque «no se encontraba en la zona» donde tuvo lugar el incidente.
«Duele que se pueda pensar que marinos galos no socorrieron a náufragos en dificultades», agregó el portavoz del Estado Mayor del Ejército, Thierry Bukhard.
