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El Sporting de Gijón logró frenar ayer al Barcelona de los récords y puso fin a la racha de 16 victorias consecutivas del equipo azulgrana, que tuvo que encomendarse al oportunismo de David Villa para salvar un punto en El Molinón.
Los locales salieron muy ‘enchufados’ al encuentro y maniataron el juego de un adversario que, al menos durante los primeros 45 minutos, parecía estar pensando exclusivamente en el compromiso del próximo miércoles frente al Arsenal en la Champions.
Pep Guardiola realizó algunas rotaciones y la apuesta no resultó acertada esta vez. El entrenador presentó una alineación en la que no estaban jugadores como Pedro, Sergio Busquets o Eric Abidal. Los cambios perjudicaron a la fluidez habitual del combinado.
La situación se puso realmente negra para el Barcelona cuando, al cuarto de hora de partido, David Barral superó en una carrera a Gerard Piqué e inventó un regate con caño incluido que le presentó delante de Víctor Valdés, al que batió con un gran derechazo.
Con el marcador a su favor, el Sporting se echó atrás y juntó muy bien las líneas; entregó a los rivales el balón, pero su enorme disciplina provocó que ese dominio no se tradujera en apenas oportunidades de gol.
Tras el descanso, Guardiola rectificó y dio entrada a Pedro por Ibrahim Afellay, circunstancia que hizo que el bloque aumentara su intensidad. En cuanto a Dani Alves, mejoró su versión y, ahora sí, las ocasiones comenzaron a sucederse, aunque los visitantes se estrellaban una y otra vez contra la figura de Iván Cuéllar.
El argentino Leo Messi retrasó su posición y Villa se quedó de ‘9’, con Pedro y Alves entrando muy bien por los costados. Mientras, el Sporting esperaba agazapado en su área, por si surgía una opción de contraatacar.
De hecho, los hombres de Manolo Preciado dispusieron de una acción para sentenciar con el 2-0, pero no la aprovecharon y pagaron su fallo.
equilibrio. Este ‘latigazo’ se limitó a actuar como una reacción aislada, porque el Barça continuó insistiendo. Pasada la media hora del segundo acto, y con la contienda fría, una sensacional asistencia en profundidad de Messi encontró a Villa, que tras darse cuenta de la mala salida de Cuéllar, conectó una vaselina que colocó las tablas en el marcador.
Con el empate, Guardiola quemó las naves y dio entrada a un cuarto atacante, Bojan, lo que aumentó el bombardeo de balones sobre el área anfitriona. Sin embargo, estaba claro que no era el mejor día del líder de la Liga.
Al final, el punto les supo a victoria a los asturianos, que últimamente se han entonado en su lucha por evitar el descenso a Segunda División. La igualada reforzará su moral debido al enorme potencial del Barça, que dejó instalado en 16 el récord de triunfos consecutivos en el torneo doméstico de la regularidad.
