A finales del siglo XIX, en 1895, una humilde mujer nacida en Zamarramala, de nombre Feliciana, decidió, en compañía de su marido, Dionisio, abrir la primera casa de comidas de Segovia. Sus sabrosos asados dieron pronto buena reputación al establecimiento. Y, con el correr de los años, el sencillo negocio devino en célebre restaurante. En 2015, Duque cumple 120 años, y quiere celebrarlo por todo lo alto.
Marisa Duque, su actual propietaria —la cuarta generación de la empresa—, quiso ayer anunciar la efeméride y, de paso, presentar en sociedad a sus dos hijos, Andrea y Luis, llamados a dar continuidad en el futuro al negocio familiar. La concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, Claudia de Santos, presente en el acto, aplaudió esa sucesión, defendiendo que “se debe preservar la tradición, la raíz, pero también cuidar las ramas, pues sin raíz no hay ramas, y la raíz sola tampoco perdura”.
En su intervención, Marisa quiso hablar, sobre todo, de la historia de restaurante Duque, recordando a sus abuelos, Julián y Jacinta, que ampliaron el establecimiento, y de los que tomó el testigo su hijo Dionisio. Éste último, subrayó Marisa, “llevó el estandarte de la ciudad de Segovia por el mundo entero cuando, en los años 60, empezó a despegar el turismo”. Además, sostuvo que fue él quien convirtió al restaurante en “un establecimiento de referencia en todo el mundo”.
Tras valorar el esfuerzo de las tres generaciones precedentes, Marisa agradeció el trabajo de la plantilla de la empresa (“un equipo fantástico”, señaló) y, en general, de todos los segovianos, pues “si hemos llegado hasta aquí ha sido porque no hemos estado solos, sino rodeados de muchísima gente”. La quinta generación de la empresa consideró un reto tomar el relevo, ya que, según dijo Luis, “aquí hay una ética de trabajo que obliga a cuidar todo, para que todo salga perfecto”, mientras que Andrea quiso mirarse en el espejo de su madre “un ejemplo de buen hacer”.
Ayer, Marisa no quiso desvelar el programa del 120 aniversario, si bien avanzó que se organizará “un gran homenaje a la ciudad”, con participación del Ayuntamiento, y otro a las mujeres hosteleras. Previsiblemente, también habrá actividades dirigidas a blogueros gastronómicos y periodistas.