Inspirar el estudio y el ansia de saber. Bajo esta premisa, el padre Antonio Eximeno quiso insuflar en el espíritu de los jóvenes artilleros que el 16 de mayo de 1764 formaban parte del incipiente Real Colegio de Artillería la importancia de una adecuada formación técnica, científica y académica que no desdeñara los valores morales ni las virtudes militares. Dos siglos y medio después, las palabras del primer profesor de la Real Academia de Caballeros Cadetes del Real Cuerpo de Artillería cobraron vida frente al Alcázar en el acto conmemorativo del 250 aniversario de la creación del centro de enseñanza militar más antiguo del mundo, presidido por el Rey Don Juan Carlos I, que realzó con su presencia esta histórica conmemoración.
Con extrema puntualidad, el vehículo que trasladaba al Rey Juan Carlos entraba en la Plaza de la Reina Victoria Eugenia a las 13,00 horas, donde fue recibido por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Jaime Rodríguez Buj y el general director de la Academia de Artillería, Alfredo Sanz y Calabria. A su llegada, recibió los honores de ordenanza con 21 salvas de cañón mientras sonaba el himno nacional. Antes de ocupar su posición en la presidencia, situada frente al monumento a Daoíz y Velarde obra del escultor segoviano Aniceto Marinas, Don Juan Carlos saludó personalmente a la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Josefa García Cirac, al delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, la alcaldesa de Segovia Clara Luquero y la consejera de Agricultura Silvia Clemente, así como a los mandos militares y autoridades civiles que asistieron al acto.
Posteriormente, tomó la palabra el coronel subdirector de la Academia de Artillería, Javier Alonso Bermejo, que conforme al guón del acto, dio lectura a un amplio extracto de la «oración» que hace 250 años pronunció el Padre Eximeno para comenza la andadura del Real Colegio de Artillería.
Entre los párrafos extractados, el coronel Alonso destacó algunas de las frases pronunciadas por el matemático y filósofo levantino a la hora de definir las líneas maestras de la labor del Real Colegio de Artillería. poniendo el acento en la amalgama ciencia y experiencia prácticas para la mejor formación de los artilleros de la época siguiendo el modelo formativo que ya se estaba aplicando de forma incipiente en otros ejércitos europeos.
También se refirió al papel que deben desempeñar los oficiales, a los que Eximeno pedía en su lección que su corazón «no debe entregarse a ningún afecto y los debe sentir todos, compasivo en las miserias de la tropa, severo en su discipina, indulgente con el vencido, firme con el obstinado». «Un general debe ser un gran matemático, un gran historiador, un gran político, un gran filósofo, un héroe», leyó el coronel Alonso.
Tras la lección, el Rey hizo entrega al general Sanz y Calabria de la Medalla de Oro del Alcázar, con la que el patronato de la fortaleza destaca su vinculación con la Artillería.
El recuerdo histórico dio paso al homenaje a los soldados de todos los tiempos, en el que los guiones de las academias militares y de las unidades de artillería rodearon el monumento a los Héroes del Dos de Mayo, simbolizando así el recuerdo a quienes dieron su vida en el ejercicio de su profesión militar. El toque de oración interpretado por la banda de la Unidad de Música del Regimiento Inmemorial del Rey número 1 y una salva de fusilería remarcó este emotivo homenaje; y el acto militar concluyó con la interpretación del Himno de los Artilleros y el desfile de las unidades de alumnos que formaron ante el Rey y las autoridades.
