El investigador Íker Ibarrondo Merino ha publicado un estudio en la Universidad de Navarra que arroja luz sobre la primera Vuelta Ciclista a Castilla, celebrada en 1934. Este evento, que recorrió las provincias de Valladolid, Zamora, Salamanca, Ávila, Madrid y Segovia, ha sido calificado por Ibarrondo como “la gran olvidada” en la historia no sólo del ciclismo español, sino también de la historia deportiva de Castilla.
En su investigación, Ibarrondo profundiza en los antecedentes y el impacto de esta competición, revelando datos sorprendentes que evidencian su importancia no solo deportiva, sino también social y cultural. “Me llamaba la atención que en otros territorios del Estado sí que tienen conciencia de su propia vuelta y, sin embargo, un territorio tan vasto y tan grande como es Castilla, entendido como Castilla la Nueva y Castilla la Vieja, no tuviera una vuelta a su propio territorio”, explica Ibarrondo sobre el origen de su interés por este tema.
La primera Vuelta a Castilla no fue un evento aislado, sino el resultado de varios intentos previos en 1929 y 1930, según descubrió el investigador. “Hubo reivindicaciones de un cierto carácter castellanista, porque se vio reflejado en el Heraldo de Zamora, que al publicar la noticia reseñó que ‘esto enorgullece como zamoranos y como castellanos’ y que puede ser una oportunidad para promocionar el deporte en Castilla”, señala Ibarrondo.
El carácter popular de esta competición fue uno de sus aspectos más destacados. Los bares, comercios y habitantes de las provincias involucradas jugaron un papel fundamental en su organización y financiación a través de suscripciones populares. “Eso dice también mucho de cómo fue esta primera vuelta a Castilla, con un claro carácter popular, con una vuelta en el sentido del pueblo y para el pueblo muy literal”, afirma Ibarrondo.
El ciclismo en Castilla atravesó distintas fases antes de consolidarse como un deporte popular. Según Ibarrondo, hubo cinco etapas clave en su desarrollo: desde las primeras agrupaciones velocipédicas en el siglo XIX hasta la popularización del deporte en la década de 1930 gracias al abaratamiento de los materiales.
Un aspecto que sorprendió al investigador fue el trasfondo político de la Vuelta a Castilla. En 1934, el debate sobre un estatuto para Castilla estaba en pleno auge, y el recorrido de la competición parecía reflejar la geografía del pacto federal castellano de 1869. “Esta Vuelta lo que hace es emular con su recorrido esa conciencia colectiva, como también hizo la Federación Castellana de Fútbol que se creó en 1932 también tratando de imitar un mapa muy similar al del pacto de 1869”, indica Ibarrondo. Sin embargo, los cambios políticos y sociales de los años siguientes dificultaron la continuidad del evento.
El proceso de investigación fue arduo y minucioso, extendiéndose durante un año y medio. Todo comenzó con su tesis doctoral sobre la Olimpiada Popular en Castilla, donde se mencionaba brevemente esta Vuelta. “Cuando encuentras información sientes un poco de alivio, porque ves que hay algo, y tienes muchas ganas de comunicarlo para que el resto de la población pueda ser partícipe también de esto”, confiesa el investigador.
El estudio fue publicado en una revista de alto prestigio de la Universidad de Navarra, lo que, según Ibarrondo, representa “un aval importante para la investigación”. El investigador espera que su trabajo sirva como una herramienta para revertir el “vacío cultural que asola Castilla” y fomentar un mayor interés por su historia y patrimonio deportivo.
