En su tercera aparición pública de Benedicto XVI después de su anuncio de abandonar el Ministerio petrino a partir del próximo 28 de febrero, el Papa confió ayer a los sacerdotes romanos que se congregaron en el aula Pablo VI del Vaticano que, aunque se retira para la oración, estará cerca de ellos y para el resto del mundo permanecerá «desaparecido».
El Pontífice, que agradeció el afecto de los obispos y sacerdotes italianos, fue recibido con ovaciones por el clero de la ciudad en un encuentro que ya estaba previsto antes de su renuncia y en el que tradicionalmente improvisa un discurso.
Al entrar, el Santo Padre estuvo acompañado por el cántico Tu es Petrus. Antes de comenzar, se encontró a su vicario, el cardenal Agostino Vallini, quien le solicitó que expusiese sus experiencias sobre el Concilio Vaticano II.
El Pontífice destacó durante su alocución de más de una hora que el clero es «católico y universal» e instó a que se reúna alrededor de la tumba de Pedro, porque «así crece la Iglesia, junto a Pedro».
Sobre el Concilio, Ratzinger advirtió de que «el verdadero Concilio ha tenido problemas para concretarse». Así, explicó que el sínodo habla sobre Dios y que era primordial abrirlo para toda la gente.
En este sentido, subrayó que la Iglesia es «robusta» pero, sin embargo, se sentía que no avanzaba, por lo que se esperaba con el Concilio vuelva a ser la fuerza del «mañana y del hoy», así como el corrector de los errores cometidos. «Era un acto de conciencia, de responsabilidad», precisó.
Subrayó el ecumenismo y la potenciación del diálogo con las otras iglesias y con las otras religiones, especialmente con la judía, entre los logros del Concilio, y recordó aquellos años y aquel evento, «al que acudimos con entusiasmo, que se veía como un nuevo Pentecostés».
El encuentro concluyó con un larguísimo aplauso, y el rezo del Padrenuestro.
Ayer se supo que Benedicto XVI sufrió una caída y un golpe en la cabeza durante el viaje que realizó a México el pasado marzo de 2012, según confirmó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El jefe de la Sala de Prensa confirmó así la información publicada previamente por el periódico La Stampa, pero negó que la caída -que provocó una leve pérdida de sangre- fuese relevante en la decisión de retirarse adoptada por Benedicto XVI.
Respecto a su retiro, el secretario personal del Papa, el padre George Gaenswein, acompañará a Benedicto XVI cuando se traslade a Castel Gandolfo, el próximo 28 de febrero a las 17,00 horas y también cuando se mude a su nueva residencia, un antiguo monasterio de clausura en el Vaticano, una vez concluyan las obras de rehabilitación de sus estancias.
Así lo explicó el padre Federico Lombardi, que especificó que, en todo caso, Gaenswin seguirá manteniendo el cargo de prefecto de la Casa Pontifica durante el Cónclave que elegirá al sucesor de Joseph Ratzinger.
Igualmente, acompañará al Papa la familia pontificia que ha estado atendiéndole durante su Ministerio, las cuatro laicas italianas consagradas de la comunidad Memores Domini.
Por su parte, el arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, uno de los posibles sucesores de Benedicto XVI en el Pontificado, subrayó ayer que no cree que vaya a ser elegido Papa porque, según añadió bromeando, ya ha «hablado en varias ocasiones con el Espíritu Santo» y han «llegado a este acuerdo».
¿Cuál será el nombre que ostente?.- El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, apuntó ayer que quizá pueda permanecer el título de Benedicto XVI una vez se haga efectiva la renuncia del Pontífice el próximo 28 de febrero a las 20,00 horas. En este sentido, recordó que Joseph Ratzinger será obispo por siempre, porque es un sacramento, al contrario, que cardenal, que es un título jurídico. Por ello, señaló que se está estudiando si seguirá siendo o no cardenal.
Igualmente, todavía no se ha precisado si Benedicto XVI estará presente o ausente en la ceremonia del que será su sucesor, ya que Lombardi indicó que todavía no hay declaración oficial a este respecto. En todo caso, puntualizó que la fecha del Cónclave será anunciada durante la Sede Vacante -la norma establece que sea entre 15 y 20 días después- y que la determinará el decano del Colegio cardenalicio, el Camarlengo y algunos miembros de las congregaciones generales.
