«Isabelo», «Carmela» y «Perla» tienen sobre su lomo la enorme responsabilidad de llevar a cabo una importante tarea. A primera hora de la mañana, y acompañados por la experta mano de los monitores del Picadero Herranz, los tres caballos se entregan a una labor que contribuye decisivamente a mejorar la recuperación de niños con patologías cerebrales a través de la equitación en una actividad organizada por la Asociación de Parálisis Cerebral (Aspace) en Segovia.
Acompañados por sus padres, los niños llegan al picadero con el nerviosismo propio de participar en una actividad a la que en algunos casos van por primera vez, o bien por la inquietud de reencontrarse con su fiel compañero de paseo. Pertrechados con el atuendo adecuado para la equitación, los niños son subidos a lomos de los caballos para iniciar un encuentro que durante poco más de una hora les enseñará a adquirir nuevas habilidades.
Paula, responsable de la coordinación de actividades en Aspace Segovia, explica que la equitación surgió «más como una alternativa de ocio que terapéutica para reforzar las actividades que desarrollamos con los niños, pero se está revelando como muy importante a la hora de mejorar su evolución».
De este modo, señala que esta actividad no se rige por los parámetros de tratamientos como la equinoterapia, en los que se establecen una serie de pautas terapéuticas especializadas, sino que tratan de ofrecer la posibilidad de acrecentar la oferta de ocio para este colectivo.
«A los niños les gustan mucho los caballos, y esta actividad les ayuda a relacionarse mejor con su entorno -explicó- porque tienen que aprender a entender al caballo, lo que les sirve también para mejorar su percepción hacia los demás».
Las clases de equitación no se limitan únicamente a cabalgar, sino que también comportan otro tipo de responsabilidades como cepillar a los caballos después de terminar e incluso darles de comer, lo que supone que los niños establecen un vínculo afectivo muy importante con el animal.
«La verdad es que resulta gratificante ver cómo les va cambiando la cara a los niños a medida que avanza la actividad, pasando del nerviosismo y el miedo a la sensación de felicidad -explica Paula-, lo cual es muy importante en personas a las que normalmente les cuesta transmitir sentimientos».
Además, la responsable de Aspace asegura que esta actividad también es beneficiosa para los padres, porque «supone también un momento de convivencia, en el que mientras ven disfrutar a sus hijos a caballo, pueden compartir experiencias comunes o simplemente reforzar sus lazos de amistad».
Aspace Segovia surgió en el año 2002 por la iniciativa de un grupo de padres con hijos afectados por estas patologías con la finalidad de mejorar su calidad de vida y promover su desarrollo personal. En estos ocho años, son 15 ya las familas que participan en esta asociación, que desarrolla programas de fisioterapia domiciliaria, servicio de información y orientación y escuela de padres; y trabaja para impulsar otras actividades asistenciales innovadoras en la provincia.
