Centenares de miles de personas salieron ayer a las calles de Río de Janeiro para seguir a las orquestas de barrio que recorren la ciudad en el segundo día del Carnaval, a pesar de que una fina llovizna amenazó con aguar la fiesta. Los desfiles se inauguraron el pasado viernes con la participación de 2.500 integrantes, 26 comparsas y cinco carrozas.
La concentración más numerosa de ayer se registró en la Avenida Río Branco, en el centro de la capital, donde desde horas muy tempranas una multitud, que según los organizadores pudo superar el millón y medio de personas, siguió a la banda Cordão da Bola Preta, con 93 años de existencia y que se define como el «cuartel general del Carnaval».
La muchedumbre bailó sin parar al ritmo de la marchinhas (canciones típicas) interpretadas por músicos desde lo alto de cinco tarimas montadas sobre camiones que recorrieron lentamente las avenidas.
La marea humana avanzó entre pasos de danza, saltos y carruseles en un derroche de alegría, irreverencia y fantasía con disfraces y coloridas pelucas que sobresalían entre algunos paraguas.
«Con lluvia o sin ella, la participación es mayor que la del año pasado», comentó a los periodistas el presidente del Cordão da Bola Preta, Pedro Ernesto Marinho.
El jolgorio se repitió en distintos puntos de la ciudad, como en el Largo da Lapa, donde la banda Feitiço do Villa condujo a miles de bailarines que circulaban por la zona bohemia del centro de la ciudad.
En el barrio de Santa Teresa, la agrupación Céu na Terra fue una de las primeras en desfilar seguida por una multitud que recorrió las sinuosas vías del sector.
También por la mañana, la formación Empolga ás 9 transitó por algunas calles principales de la zona turística de Copacabana y lo mismo hicieron en distintos sectores de la capital otras bandas como O berro da Viuva y Fogo na Cueca, en un interminable desfile a cargo de más de 400 agrupaciones que continuará de día y de noche hasta el próximo martes.
