El Real Madrid cosechó ayer un empate en el feudo del Espanyol (1-1) que otorgó el título matemáticamente al Barcelona, que hoy jugará contra el Atlético en el Vicente Calderón.
El equipo blanco, todavía golpeado por la eliminación en semifinales de la Champions y en medio de una crisis interna, le puso fin a una lucha sin demasiado sentido y ahora está enfocado exclusivamente en la final de la Copa del Rey del próximo viernes, donde reposa su única esperanza de títulos de la temporada.
El conjunto de Mourinho permitió que el eterno rival se consagrara campeón con un nuevo tropiezo como visitante, condición en la que resignó nada menos que 23 puntos a lo largo del campeonato. En tanto, el Espanyol cortó una racha de dos derrotas consecutivas y se convirtió de manera paradójica en el socio ideal de su máximo rival de la ciudad.
El Real Madrid afrontó el partido con la mayoría de precauciones esperables. Jugadores como Mesut Özil o Sami Khedira ni siquiera formaron parte de la lista de convocados mientras que otros ‘cracks’ de la talla del propio Cristiano o Xabi Alonso iniciaron el duelo sentados en el banquillo.
Apenas se habían jugado 15 minutos cuando surgió el primer y gran dolor de cabeza para José Mourinho: Raphael Varane sufrió una torsión en su rodilla derecha y tuvo que abandonar el campo inmediatamente. La presencia del galo en la final del viernes es seria duda y, consecuentemente, disparará un nuevo debate sobre la figura de Pepe, vetado en los dos últimos partidos.
Mientras el cuadro visitante no podía generar ni una ocasión clara de peligro, el Espanyol aprovechó su acercamiento al área rival y rompió la paridad en el resultado.
El uruguayo Christian Stuani se aprovechó de un balón muerto en el área después de un tiro de esquina y definió con un lanzamiento certero al corazón de la portería, cuando Diego López estaba desparramado sobre uno de los palos.
Poco después, Héctor Moreno anotó un segundo gol para los anfitriones, pero el árbitro Ignacio Iglesias Villanueva anuló el tanto a causa de una supuesta falta del defensor sobre Xabi Alonso. El partido se encaminó así hacia el descanso sin poder realizar una ocasión clara de peligro.
En la segunda parte, Mourinho decidió el ingreso de Cristiano y, en apenas segundos, la estrella blanca generó desequilibrio: fue la víctima de la falta con la cual Luka Modric lanzaría un centro venenoso al área y Higuaín anotaría el empate con un buen cabezazo.
Ya en el último cuarto de hora, el Real Madrid apenas generó peligro con un par de tiros libres de Cristiano Ronaldo y ni siquiera la expulsión de Víctor Sánchez sirvió como estímulo para la remontada ‘merengue’.
El Real Madrid terminó de bajar los brazos en la Liga y ahora habrá lugar para la celebración del campeón, el Barcelona.
