El Adelantado de Segovia
miércoles, 12 noviembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

Cine para iluminar la vida

por Sergio Casado
8 de diciembre de 2024
en Segovia
Fotograma de Apocalipsis Now

Fotograma de Apocalipsis Now

Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

El Consorcio de Medio Ambiente contará con un presupuesto de 11,4 millones en 2026

Condenado en Segovia a cuatro años de prisión por un delito continuado de robo de vehículos

‘Fuente del Pájaro’, un abrigo clave para peregrinos

Me acerco a lo que yo llamo mi biblioteca gigante, de nuevo intentando encontrar respuestas en los cines, en los cineastas. He planeado un libro provisionalmente titulado “Los cineastas” (un puro sueño o fantasía) y ahí intento recoger claves para vivir mejor, para imaginar mejor, para aprender cada día. Es un libro mutante. Siempre aprendiendo y encontrando valor para vivir, aún cuando uno es consciente de tantos y tantos errores que ha cometido. A la hora de escribir estas líneas pienso en ese libro fantasma que arrancaría con la historia de un hombre atado de pies y manos, un hombre que decide rodearse de cine tanto como pueda, que siente que los cineastas son amigos listos para echar una mano, que están, incluso desaparecidos, en un limbo en el que no dan la espalda.

Por eso escribo palabras y nombres. Y me detengo un momento en una conversación entre la periodista Irene Crespo y el cineasta Francis Ford Coppola. El cineasta responde a una pregunta, no recuerdo exactamente cual. No la apunté. Coppola responde: “Soy leal al cine, siempre, porque el gran papel del cine es iluminar la vida”. Aquello me parece maravilloso. Iluminar, dar luz. Y Coppola sigue reflexionando sobre el control del tiempo: “No me preocupa, pero desde siempre lo he controlado, desde que hice mi primera película empecé a exprimir el tiempo. En el cine lo estás manipulando todo el tiempo. Decides cuándo va a ocurrir la historia, si va hacia adelante, va hacia detrás, si es lineal…”.

En la historia del cine, un título. Con “El padrino” Francis Ford Coppola se convirtió en el pez gordo y él no quería. Quería ser uno más del grupo de cineastas de su tiempo. En “El padrino” se reunieron Mario Puzo y Gordon Willis (ninguna película tiene una cinematografía similar). Pero es Brando, Marlon Brando, el que lo posee todo. Todos los artistas de la película han de someterse a él. Parece estar en otro nivel de cine. Es el mejor actor del mundo de ese momento en la mejor película del mundo. Y además, el listado de nombres es tan poderoso que resulta irreal, una atmósfera con otro nivel de oxígeno. Hay que respirar muy hondo y aún así corres el peligro de desplomarte si es la primera vez que ves la película. Es el American Zoetrope (Zoótropo Americano), la compañía de Coppola para orbitar planetas inauditos del cine, para batallar con la realidad.

Voy por casa con un albornoz, distraído con “Los cineastas”, mi libro, buscándolo. ¿Estará a mano? ¡Hay que tener cerca los libros! Hacer piletas y palparlos, poner alguno a nuestra vista permanentemente, armar un estante de defensa, revisar de vez en cuenta todos los estantes por si alguno quiere salir a la luz. Hay que leer continuamente, cuentos, poemas, críticas de cine, novelas. Todo. Sin descanso, porque la lectura no tiene fin. Creo que fue Blaise Cendrars el que lo dijo. Iluminado por inmensas lecturas.

Gary Oldman en Drácula
Gary Oldman en Drácula.

Pero me desvío de Coppola. Decía antes que todo en “El padrino” ha de someterse a Vito Corleone, Marlon Brando. Y parecen conscientes los intérpretes, James Caan, Robert Duvall, Al Pacino… Da igual. Brando es el todo.

Los intérpretes son esenciales en todo el cine de Coppola, como el Gene Hackman de “La conversación”, Martin Sheen en “Apocalypse now” o Gary Oldman en “Drácula”.

No sé cual es la primera película de Francis Ford Coppola que ví. Repaso su filmografía y me doy cuenta de que en el cine la primera película que ví fue “El padrino III”. Salí maravillado con Pacino y Andy García. La atmósfera parecía acercarse a la película original, pero algo había cambiado. Quizá Coppola había envejecido prematuramente.

Yo tenía dieciocho años y posiblemente había visto ya “El padrino” en casa. Seguramente, porque estaba entusiasmado ante el visionado de una película que no dejaba de ser una tercera parte, con lo que eso conlleva en el cine, un territorio siempre propicio para penosas continuaciones sin fin.

Mientras escribo esto veo al lado de mis papeles en borrador varios títulos de Coppola que confirman su libertad en el cine, su exigencia en ella. El zoótropo americano en toda su extensión, como en “Corazonada”, en la magnífica “Cotton Club” o en el sueño inquietante del chupasangre “Drácula”. Hay mucho chupasangre por ahí suelto.

Yo vivo fuera de la realidad. Ya lo he escrito en alguna otra ocasión. Me caigo por las escaleras, despistado, soñando, o soy incapaz de hacer las gestiones electrónicas correspondientes a algún asunto con Hacienda o el Servicio de Empleo. Es la estupidez de mi azotea. Me caigo en las escaleras de acceso al cine y hay pocos daños, apenas algunos rasguños y una pequeña herida en una uña del pie. Pudo ser peor. No es la primera vez que me caigo. Afortunadamente nuestra sesión de cine empieza pronto y hay un delicioso café previo.

Aquí en estas líneas no está mi yo real que se cae. Está mi yo irreal. Es fantástico volar rápidamente de la caída a Coppola. Si no encontramos el camino, si llueve, al cine.

Marlon Brando en El Padrino
Marlon Brando en El Padrino.

Cito a Coppola citado por José Luis Garci: “Le ofrecieron “El padrino” a todo el mundo. La única razón por la que me llamaron a mí es que yo era un director que cobraba muy poco, joven, italiano y con prestigio de buen guionista. Tuve un montón de suerte”.

Leo a Garci, su entusiasmo, al escribir sobre las mejores películas de la historia del cine, su experiencia viendo una noche “El padrino” con Antonio Mercero: “Mercero y yo salimos del cine aquella noche inolvidable como si nos hubieran drogado. Algo así debieron sentir los que vieron en su día “Ciudadano Kane” o “Lo que el viento se llevó”. Antonio me dijo textualmente: “No he visto una película mejor en mi vida”.

“El padrino” es una experiencia de “una vez en la vida”. No sé si una experiencia así es todavía posible en el cine. Creo que sí lo es porque en el cine todo es posible. Sólo hemos explorado una pequeña parte, nos dice Fernando Trueba.

Vuelvo a Garci, que dice que “el arte te libera de cargas dolorosas”. Y sigue: ““El padrino” se ha convertido en un milagro. Ha dejado de ser únicamente cine para transformarse en mitología, o en tradición: en ambas cosas”.

Cargas dolorosas. ¡Cómo no!

En un instante todo tu mundo desaparece. ¿Y mientras? Mitología y tradición, dice un positivo Garci. Yo soy en este momento, al escribir estas líneas, negativo al ver cómo una riada puede llevarse vidas en el más puro y aterrador sinsentido. Mi cine es negativo, desmoralizado.

No se si valen de algo cine o ilusiones o magia. Se asoma un pequeño poema de Ángel González, “Por raro que parezca”: “Me hice ilusiones./ No sé con qué, pero las hice a mi medida./ Debió de haber sido con materiales muy poco consistentes”.

Veo entonces “Jack” y “Legítima defensa”. Ambas me parecen excelentes películas pero la crítica las ignora o las desprecia. Quedan en el olvido, en la mazmorra.

En los días en que escribo esto, Carlos Gracia (“el cine también se hace viéndolo”) me comenta que está viendo “The offer”, siguiendo las peripecias del productor Albert S. Ruddy en la preparación de “El padrino”. Carlos me recuerda que el zoótropo americano se ha arruinado al menos dos veces, con “Corazonada” y “Megalópolis”. Recomiendo al lector “The offer”. Es un puro disfrute. Puzo, Coppola, Ruddy, Brando, Pacino… … Todos ahí juntos, en el túnel del cine. Sí, sí, el túnel del cine.

Leo a Rubén Sánchez: “Para mí Coppola es un kamikaze que hace lo que quiere hacer. Ni escucha ni falta que le hace (…) Pueden ser aciertos o fracasos pero siempre son Coppola”.

Al Pacino en El Padrino
Al Pacino en El Padrino.

Coppola y sus viñedos. ¿Perdió el interés por el cine? ¿Perdió el interés en iluminar la vida? En cualquier caso, nos dice Vivas Plá: “Creo que por brillantez formal, amplitud de temas y compromiso es el mejor cineasta de su generación”.

Películas familiares en Super 8. Escuela de Cine de UCLA. American Zoetrope en 1969. Amistad con George Lucas, ambos dispuestos a todo en los años 70, a crear nuevos caminos cinematográficos. Y surge el Premio Príncipe de Asturias por su “empeño genuino de hacer cine de autor dentro de la maquinaria de los grandes estudios”. Dentro y fuera, diría yo. También en Oviedo, 2015, Coppola reflexionaba: “Incluso ahora, el cine, con poco más de cien años de historia, está cambiando y evolucionando en direcciones que aún no se han revelado del todo entre nosotros, pero con las que deseamos experimentar. Seguimos siendo pioneros del cine mientras empujamos hacia adelante, hacia un tiempo en que nuestros hijos y nietos hereden nuestro amado cine, y lo cambien más allá de lo que nosotros podamos imaginar”.

Dan ganas de ver su cine al leerle. Un visionario. Un alucinado. Aquel jurado seguramente dió con la clave: “Narrador excepcional, ocupa un lugar prominente en la historia del cine. Su carrera ha sido una continua lucha por mantener la total independencia emprendedora y creativa en todas las facetas que ha desarrollado, como productor y guionista, (…) imprescindible para entender la transformación y las contradicciones de la industria y el arte cinematográficos, a cuyo crecimiento ha contribuido decisivamente”.

Releo lo que escribo intentando comprender algo. ¡Aquél nuevo Hollywood! Scorsese, Lucas, Spielberg, Coppola, De Palma. El cinéfilo se fija atentamente en ellos. Quizá son los que tienen las respuestas. Pasará lo de siempre. Nos harán preguntas a los asombrados espectadores. Y nosotros les devolvemos nuestro cine, nuestro cine que es la necesidad de aquél.

Recuerdo la salida de la sala de cine tras la proyección de “Drácula”. No podía creerlo. Sólo alguien como Coppola podía ofrecer algo parecido, hacer volar muy alto a Gary Oldman. Por un rato, como Brando en “El padrino”, Oldman era el mejor actor del mundo. Embrujos de Coppola.

Francis Ford, que fue el barbudo cineasta hippie de los setenta, el de aquella admirable y alucinada “Apocalypse now” de Sheen, Duvall, Brando, no tenía parangón. Sólo él podía autodestruirse y reconstruirse. ¿Qué pretendía? No lo sé muy bien. Quizá es un ejemplo de como vivir o como no vivir. Qué sabré yo. El cinéfilo observaba a Coppola dedicarse al viñedo. Posiblemente se dedicaba al descanso, pero siempre el zoótropo americano como juguete óptico ante el monstruoso Hollywood.

Coppola: “… les demostré que soy libre y ellos no. Porque no se atreven a saltar a lo desconocido. Y lo hago. Esa es la única manera de demostrar que eres libre”.

George Lucas junto a Francis Ford Coppola
George Lucas junto a Francis Ford Coppola.

Creo que es posible aprender algo de Coppola. Hay que tenerle muy en cuenta, tenerle cerca, como decía respecto a los libros. Coppola es un libro valioso para iluminar la vida. ¡La pasión! ¡Cómo necesitamos la pasión!

A menudo pienso en mis cineastas favoritos y los repaso mentalmente, lo que me dicen, lo que escriben, lo que filman. Son como cartas a un apartado postal. Quiero descubrir los libros de esos cineastas, que vuelvan a filmar, y si no es posible, que escriban un guión o unas valiosas memorias.

Por eso estaba yo interesado en Coppola, cuando aún no conocía “Corazonada” o “Cotton Club” o “Peggy Sue se casó” o incluso la incomprensible “Tetro”. No importaba tanto que las películas fueran mejores o peores (ya existían “El padrino” y “Apocalypse now”). Lo que importaba era la expectación por verlas.

Palpo el folio en blanco. La palabra: Coppola. Es un apellido, espíritu de grandeza. O no. No lo sé, no sé si es para tanto. Posiblemente los jóvenes cinéfilos no lo tienen en cuenta, más allá de la aventura de Vito Corleone.

Cada vez que escribo en el folio en blanco, siempre la misma duda: si seré capaz de escribir. Recordé la magia para escribir: la lectura, siempre montañas de lecturas pendientes, y mucho más si hay buenos amigos para apuntalar. Para apuntalar la cabaña ante el olvido, ante la tempestad. Y también Coppola, como no, para fijar el refugio.

Pero, ojo. Ya nos avisó Antonio Drove. Es otro modo de ver el cine. Alerta. ¡Cuidado! Cuidado con el derrumbe del túnel.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp

RSS Te puede interesar

  • El truco de la abuela Alfonsa para que tus lentejas queden perfectas: «Para que tengan más sabor, echa estas especias»
  • Mercadona escucha a sus clientes: trae de vuelta este desayuno con frutas que cuesta solamente 2,10 euros
  • Confirmado: esta capital europea lleva un año sin registrar muertes en carretera gracias a este disruptivo sistema
  • Es oficial: vuelven las ‘cartas del miedo’ de Hacienda y estas son las multas con las te puedes encontrar al abrirlas
  • Ni Fanta ni Aquarius: esta bebida con sabor tropical de Mercadona te devolverá al verano por solo 1 euro

RSS El Adelantado EN

  • Update on 3I/Atlas – emits clear radio signal, captured while gliding close to the Sun
  • Goodbye to cable chaos – this Dollar Tree trick for $1 leaves your home tidy and tangle-free
  • Farewell to your favorite quesadillas – Mexican chain Quesadilla Gorilla announces the closure of its California locations – these are the affected locations
  • Goodbye physical wallet – TSA confirms that Apple Wallet and Google Wallet now work as official ID at U.S. airports
  • Farewell to cosmic mystery – James Webb telescope may be on the verge of detecting a “second Earth” in Proxima Centauri
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda