Como se suele decir por estos lares ‘Segovia no se rinde, Segovia no se doblega’ y esa premisa la llevó la Gimnástica Segoviana hasta la extenuación para alzarse con un triunfo tan necesitado como obligado. Porque con el equipo de Ramsés Gil al límite de la muerte ante un Andorra que parecía poner fin a la imbatibilidad del campo municipal de La Albuera, un acto de fe, de carácter y de resiliencia cuando todo parecía perdido fue medicina para el alma para la Segoviana que obró el milagro de una remontada épica en el tiempo de descuento que quien sabe si puede valer una salvación. Astray con una chilena y Tellechea con un cabezazo se vistieron de héroes gimnásticos.
Tras un mes sin ganar y abocado a los puestos de descenso fruto del resto de resultados de la jornada, la Segoviana recibía a uno de los ‘cocos’ de la categoría como era un Andorra que llegaba al pleito a velocidad de crucero. Una nueva ocasión para redimirse a la que el equipo gimnástico llegaba inmerso en dudas, no en plenas facultades y condicionado por una plaga de bajas entre las lesiones de Carmona, David López y Sergi Molina y la sanción de Silva que obligaron a Ramsés Gil a dibujar un once novedoso. Así, Oliva volvió a ejercer de guardián de la portería, Rubén tuvo que actuar de central junto a Abel Pascual, Hugo Marcos y Palmero como laterales, sala de máquinas para De la Mata y Fer Llorente, línea de tres para Borrego, Hugo Díaz y Berlanga y el siempre insistente Davo arriba para el gol.
Una puesta en escena con el fin de discutir la pelota a un Andorra con el buen pie como su principal amenaza que no negoció su estilo. Así, fue el equipo de Ferran Costa quien, desde el cartel de favorito, tomó la iniciativa del choque ante una Segoviana que no entró del todo bien al duelo, algo apática con balón y que aceptó el trato de ser dominado por un conjunto visitante que atisbó meta gimnástica en los primeros compases con varias acciones a balón parado sin apenas peligro para Oliva.
Con el paso de los minutos, fue ya sí entonces cuando el equipo de Ramsés Gil despertó, sin llegar a dominar, pero desde una presión más alta, comenzó a incomodar la salida de pelota del Andorra y empezó a pisar área contraria y la meta de Oier. Por ese atajo, la Sego equilibro la balanza, tanto en sensaciones como en ocasiones, primero con un robo de Berlanga que acabó en un contraataque algo desacafeinado y acto seguido con un disparo a la madera de Davo, aunque quedó invalidado por falta previa de Hugo Díaz. Una declaración de intenciones gimnástica que fue el preludio a una fase de partido previa al descanso sin dueño, algo roto y en el que ni Sego ni Andorra lograban hacerse daño más allá de dos tímidos avisos visitantes con Álvaro Peña y Luismi como protagonistas que acabaron con dos disparos desviados por encima del larguero segoviano.
EL LIDERAZGO DE FER LLORENTE
Pero tras el paso por vestuarios, la Sego hizo ‘click’ y, de la mano y pie de Fer Llorente y Juan de la Mata, entró mejor que un Andorra algo más reservado, comenzó a ganar duelos y, tras varios acercamientos sin peligro sobre la portera andorrana, encontró justicia con premio. Un misil tierra-aire del ‘14’ gimnástico después de una buena dejada de Borrego en el balcón del área lo convirtió Fer Llorente en una obra de arte con un derechazo que se coló por la escuadra de la portería de Oier. 1-0.
El gol cambió el humor de un Andorra tocado y dio alas a una Sego más viva que olió sangre y cerca estuvo de volver a castigar a los visitantes, pero el disparo de Berlanga tras un gran pase de De la Mata se marchó por encima de la portería de Oier. Una falta de colmillo gimnástico que el equipo de Ferran Costa no tardó en poner en evidencia pues, sin siquiera buscarlo, el Andorra se chocó directo con el empate en una acción desgraciada de Oliva que Lautaro, tras varios rebotes en el área, la mandó a guardar a placer. 1-1 y vuelta a empezar para la Sego.
Pasada ya la hora de juego, Ramsés Gil optó por agitar la coctelera, primero de forma voluntaria, Davo y Hugo Díaz dejaron su sitio a Fernán y Diego Gómez, y más tarde por necesidad dado que la lesión de Hugo Marcos obligó al técnico segoviano a dar entrada a Astray en el lateral derecho. Ocasión que aprovechó también para quemar las naves con la presencia de Manu y Tellechea por De la Mata y Borrego. Entre ambas ventanas, el Andorra buscó hincar el diente y no lo hizo porque la transición finalizada por Álvaro se marchó a escasos centímetros de la portería de Oliva. Avisar para después disparar.
Porque dicho acercamiento fue la antesala a que el Andorra, a falta de diez minutos para el final, silenciase La Albuera con una acción bien trenzada en apenas tres toques que la zaga gimnástica se mostró algo titubeante y que Nieto se encargó de culminar con una buena definición gracias a un disparo ajustado al palo. 1-2 y a tocar remar. El tanto andorrano fue como un golpe al mentón para una Segoviana decaída, que había recibido demasiado castigo para lo expuesto sobre el verde y que llegó con vida al tramo final gracias a dos paradas de altos quilates de Olivar que impidieron al equipo visitante matar el encuentro. Momento para creer, momento para resurgir.
DEL SUFRIMIENTO, A LA DEMENCIA
Con el tiempo de añadido ya cumplido, fue Astray quien, con una especie de chilena poco ortodoxa, llevó el delirio a La Albuera con un golazo que significó las tablas con las que la Segoviana no se conformó, a diferencia de un Andorra que buscó sellar el empate como se abalanza un náufrago a tierra firme. Y la locura se desató.
En la última acción del partido, Diego Gómez desde el costado derecho sirvió en bandeja de plata con pierna izquierda para la llegada de Tellechea en el segundo palo que ganó la espalda al defensor y con un cabezazo inapelable fusiló a Oier para obrar el milagro de la remontada y hacer enloquecer a una Albuera que vio como, con el pitido ya final, logró mantener la imbatibilidad en casa de una Segoviana que, desde el arrojo y una fe inquebrantable, certificó una victoria agónica valiosa y urgente a partes iguales.
Así, el equipo de Ramsés Gil dijo adiós a lo grande a una racha negativa de cinco encuentros ligueros consecutivos sin ganar, logró reencontrarse con el dulce sabor del triunfo y, de paso, consiguió abandonar el abismo de los puestos de descenso. Porque esta Segoviana cree en la permanencia y ‘Segovia no se rinde, Segovia no se doblega’.
