El centro de investigación no tendría sentido sin los trabajadores que desarrollan su excelente labor. La investigadora Cristina Tomás lleva ejerciendo como investigadora casi desde la apertura del centro y conoce de primera mano cómo funciona la acuicultura en Castilla y León.
—Aunque es mayoritaria la producción de especies de río, como la trucha arcoiris, también se está apostando por cultivos de agua salada como el del langostino blanco, ¿se espera aumentar la variedad y la cantidad de este tipo de cultivos? ¿Es sencillo implementar este tipo de plantas en una zona tan alejada del mar?
—Actualmente la única granja de langostinos que existe en España está en Castilla y León, concretamente en Medina del Campo (Valladolid). Desde que empezaron a trabajar en 2014, han incrementado su producción de 4 a 60 toneladas y es previsible que en el año 2024 alcance 100 toneladas.
No es sencillo, requiere de mucha tecnificación, inversión y personal capacitado. Pero a través de tecnologías de producción en circuito cerrado innovadoras, han sido capaces de recrear el hábitat natural de los langostinos, mediante agua salada artificial. En el Centro de Investigación en Acuicultura también trabajamos con esta tecnología, teniendo 7 salas independientes, lo que nos permite trabajar con agua dulce procedente de pozo y con agua salada artificial, siempre que nos demandan las empresas y Universidades ensayos con especies marinas.
—Castilla y León posee además las únicas plantas de fabricación de pienso para acuicultura en España. Económicamente, ¿cómo influye esto a la región? ¿Hay intención de establecer nuevos centros de este tipo?
—Efectivamente las tres plantas de producción en España, están ubicadas en la Región, siendo líder en la producción de pienso para acuicultura a nivel nacional. Influye favorablemente con la creación de empleo tanto directo como indirecto, incluyendo en el indirecto que parte de las materias primas utilizadas para la fabricación de piensos proceden de Castilla y León, contribuyendo así al crecimiento socioeconómico de la región.
—La innovación y el cuidado del medio ambiente son imprescindibles para el desarrollo de sectores punteros como este, ¿qué hace el ITACyL para cuidar este aspecto?
—El desarrollo de una acuicultura sostenible es fundamental para conseguir su crecimiento. Desde el Centro de Investigación en Acuicultura del ITACyL contribuimos al desarrollo integral y sostenible de la acuicultura a través de una mejora en la eficiencia de los piensos para peces con nuevas materias primas, vacunas innovadoras y desarrollo de sistemas productivos inteligentes y sostenibles.
Colaboramos con empresas del sector de la alimentación, de la sanidad animal y también con organismos de reconocido prestigio para evaluar la idoneidad de ingredientes funcionales, vacunas orales, nuevos escenarios climáticos realizando ensayos in vivo a media escala, con especies tanto de agua dulce como de agua salada, y en diferentes fases de su ciclo productivo. Estudiamos su rendimiento productivo, su salud y la calidad de su carne ya que la acuicultura es proveedor de alimento de calidad.
—¿Cuáles considera que son los retos actuales a los que se enfrenta la acuicultura en Castilla y Léon? ¿Cómo ve el futuro de este sector?
—Entre los principales retos a los que se enfrenta la acuicultura está: la complejidad del marco normativo, la ordenación del territorio para agilizar la obtención de permisos (búsqueda de emplazamientos y definición de áreas potenciales para la acuicultura), la vulnerabilidad frente al cambio climático, información a la sociedad en general para dar a conocer qué es la acuicultura, y también la formación especializada en producción acuícola sobre todo en regiones, como es la nuestra, con recursos naturales y un gran potencial para el desarrollo de la actividad acuícola, es importante formar a los jóvenes para que vean la acuicultura como una oportunidad de empleo y/o emprendimiento.
Es un sector consolidado, estable, exportador, con márgenes estrechos, pero muy innovador con miras a mejorar la eficacia de la producción y de la comercialización, así como la calidad del producto. El futuro dependerá de que el consumidor aprecie este tipo de carne como es apreciada en otros países europeos como Francia y que deje se ser una producción minoritaria o “alternativa”, para ser un sector en desarrollo y crecimiento Se necesita inversión en campañas de promoción exponiendo las bondades nutricionales y que se adapta al estilo de vida actual.
