Tras más de un año de críticas blandas, casi contemporizadoras, como parte de una estrategia que recuerda algo a la situación española, el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata y ex ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se ha cansado de esperar a que la coalición liderada por Angela Merkel le haga el trabajo sucio y acentúe su ya evidente desgaste a base de peleas internas, y ayer comenzó una nueva etapa mucho más radical en su labor de oposición. Es así hasta el punto de que, quizá envalentonado por las masivas manifestaciones populares que ayer reunieron a decenas de miles de personas en protesta por el plan de ajuste anunciado por el Ejecutivo de Berlín, el más severo desde la Segunda Guerra Mundial, Steinmeier reclamó nada menos que la convocatoria de elecciones anticipadas, a su juicio ineludibles ante la evidente crisis en la que está sumida la alianza de cristianodemócratas y liberales.
«El ciego apoyando al cojo, esa es la actual coalición. Y tratarán de permanecer el mayor tiempo posible porque saben que, si los votantes tuviesen ahora palabra, los desalojarían del gobierno. Intentarán seguir, con ciertas consignas y en detrimento del país, sostuvo.
Durante una entrevista a un rotativo germano, quien fuera vicecanciller en la anterior legislatura y jefe de la diplomacia también como socio de Merkel, explicaba que la llamada a las urnas es la única solución que puede convenirle en la actual tesitura al país.
Al igual que el repentino verano que estos días se disfruta en la capital alemana, el discurso de Steinmeier no solo ha subido su temperatura política, sino también, y en mucha mayor medida, su belicosidad dialéctica, de modo que llegó a afirmar que la gestión de Merkel es la peor desde Hitler.
«Este es el peor Gobierno alemán desde 1949 y coincide con una profunda crisis en medio de la que está envuelta Alemania. ¡Es una tragedia! Cada noche me duermo con el pensamiento de que las cosas no pueden ir peor. Y cada mañana, los titulares de los periódicos me informan sobre nuevos insultos entre la CDU y los liberales. Así no podemos seguir. Están desacreditando la política y haciendo un gran daño a la democracia», apostilló el jefe de la oposición teutona.
Lo cierto es que Steinmeier navega con el viento a favor, puesto que, según una encuesta difundida ayer por la televisión pública ARD, un 53 por ciento de los alemanes cree que la alianza de Merkel -formada por la Unión Cristianodemócrata, la Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) y el Partido Liberal (FDP)- se romperá prematuramente a cuenta de sus disensiones en materia fiscal y sanitaria.
También hay una creciente tirantez con respecto a la supresión del servicio militar que propone el ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg así como las disputas entre Merkel y su ministro de Economía, el liberal Rainer Brüderle, por el rechazo de éste a conceder ayudas públicas a Opel.
La canciller acabó cediendo y respaldando a su ministro, que fue jaleado en bloque por la cúpula del FDP, lo que la oposición atribuye a la necesidad de mostrar cohesión ante la crucial elección presidencial del 30 de junio, que podría suponer la puntilla para Merkel, máxime habida cuenta del enorme tirón de Joachim Gauck, el candidato propuesto por Frank-Walter Steimeier.
