Con la introducción de Ignacio Samper, director de la Oficina de Información del Parlamento Europeo en España, y la bienvenida a la jornada por parte del concejal de Desarrollo Económico, Empleo e Innovación, José Bayón comenzó ayer por la tarde en la Sala Ex.Presa de La Cárcel un acto conmemorativo de la firma del Tratado de Adhesión de España en la Unión Europea cuando se cumplen 30 años de aquel hito. El público, la entrada era libre, ocupó en torno a dos tercios del aforo del teatrillo. El humor de Joaquín Reyes, con un relato peculiar de lo que ha supuesto para los españoles estar dentro de ese club europeo, dio paso a un interesante debate, dirigido por Teresa Frontán, responsable de comunicación de la Comisión Europea (representación en España), en el que personalidades de diferentes ámbitos describieron logros, retos y riesgos de la Unión Europea y su repercusión en la evolución económica y social de España.
Para iniciar el debate, Frontán planteó una cuestión a todos los participantes en el debate: “¿De qué ha servido estar en la UE?. Álvaro Gil Robles, actualmente director del Centro de Estudios de la Fundación Valsaín, sostuvo que ha sido “muy positivo” para España, para la consolidación de su democracia y también para la cohesión europea pero insistió en que la idea original, en el germen de una Europa unida, giraba en torno a los valores comunes y no únicamente en la unión económica.
Sin embargo, añadió que en su opinión ese proyecto ha entrado en una crisis profunda en este momento “e ignorarlo es un error”. Gil-Robles dijo que habría que potenciar al Parlamento Europeo y criticó la falta de acción o de iniciativa de la Comisión Europea ante la falta de una visión política conjunta que se está comprobando, entre otras cuestiones, en la forma de afrontar la llegada de refugiados de Siria, Irak, etc. a Europa, actitudes xenófobas en algunos países, entre ellos Dinamarca o la propia Francia con el auge de posiciones nacionalistas en la línea del Frente Nacional de Marine Le Pen.
Tuvo también críticas para algunas declaraciones recibidas desde la Comisión, en el sentido de que las infraestructuras de alta velocidad ferroviaria en España no eran rentables, indicando su rentabilidad social y de vertebración de país. “El ferrocarril nunca ha sido ni sera rentable económicamente”, aseguró el político e intelectual.
Junto a Gil-Robles, pero por diferentes motivos, otra participación crítica fue la de la estudiante Irene Miguelsanz, ganadora del concurso ‘Repensando Europa: Y ahora, ¿qué esperar de la Unión Europea?’ del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Desde una perspectiva diferente, toda su vida se ha desarrollado con España dentro de la UE, cuestionó el efecto que la moneda única ha tenido en la economía española: Los precios subieron más que los salarios, por ejemplo, así como el intervencionismo del Banco Central Europeo. Pero al igual que el resto, consideró que es mejor estar dentro que fuera, al valorar otros aspectos positivos como la libre circulación de personas, por las oportunidades de trabajo para los jóvenes españoles en otros estados miembros, así como el hecho de que muchas decisiones sean adoptadas por varios factores, lo que en el terreno de la Justicia, por ejemplo, ha sido positivo por la existencia, en última instancia, del Tribunal de Justicia de Luxemburgo.
Desde el terreno de la economía, José Manuel de Riva, presidente de AMETIC (Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales), hizo un análisis muy positivo y precisamente dio mucho valor a la moneda única y al BCE porque, a su juicio, han permitido hacer frente “a la mayor crisis económica desde la 2ª Guerra Mundial”, aportando estabilidad, gracias a su contención de la inflación y la estabilidad en el tipo de cambio.
Como era de esperar, tanto Frontán como Samper defendieron la labor de las instituciones europeas y el segundo llegó a criticar a los gobiernos de los Estados y a los medios de comunicación porque a su juicio contribuyen a deteriorar la imagen de la UE. Señaló que se echa la culpa de la crisis económica y de las medidas adoptadas por los políticos estatales a “Bruselas o los 28, algo casi esotérico”