— ¿Cuál es su vinculación con Segovia?
— Toda mi familia materna y casi todos mis hermanos son segovianos; y aunque nací en Madrid, llegué a Segovia a los dos años, aquí viví mi infancia y me siento tan segoviano como madrileño.
— ¿Cómo surgió la idea de editar este libro?
—Leyendo las entrevistas de Mercedes Temboury en El Adelantado me parecieron interesantísimas, entraban en una enorme variedad de temas de forma al mismo tiempo sugestiva y muy informativa; en España falta hacer más periodismo de divulgación cultural, y en particular histórico. El Adelantado ha hecho una gran labor. El elenco de autores que iban apareciendo en las entrevistas desde 2022, historiadores, filósofos de la historia, pensadores, filólogos, me pareció extraordinario, y los temas sumamente interesantes, tanto los que tocaban autores consagrados como otros menos conocidos. Pensé que sería bueno dar una mayor divulgación a esas entrevistas y de paso conseguir que, debidamente editadas para el formato de libro, llegaran a las mesas de novedades de los libreros, que se reseñen y se comenten y que pasen a estar en las estanterías de los buenos lectores, tanto en España como en América; y propuse a Teresa Herranz y a Mercedes Temboury hacer el libro. Les pareció una buena idea y a partir de ahí seleccioné, con el apoyo de Mercedes, las entrevistas que me parecían más interesantes y las que podían aportar más a un público no necesariamente especializado, pero con interés por la Historia. Las entrevistas se han editado y en algunos casos completado para incidir sobre todo en los aspectos históricos más importantes. Ha sido un trabajo intenso y ha habido que dejar fuera entrevistas muy buenas, con autores muy valiosos, pero editorialmente me pareció interesante hacer un volumen que no fuera excesivamente extenso y que resultara variado y equilibrado, tanto en cuanto a temas como respecto a la representación geográfica, de manera que quedara una buena representación de la historiografía hecha actualmente en España y en Hispanoamérica.

— ¿Considera que es un buen libro para conocer la historia de España e Hispanoamérica?
— Creo que puede ser una excelente introducción para muchos temas de nuestra historia, ya que por una parte hace muchísimas preguntas que a menudo no se han planteado o no con la suficiente claridad y, por otra parte, ofrece bastantes respuestas, aunque obviamente algunas cuestiones quedarán abiertas para el juicio del lector y, ojalá le lleven a seguir leyendo e investigando. En las cuestiones históricas es fundamental tener perspectiva, cuando leemos algo saber qué base tiene, qué tipo de enfoque se está adoptando, si lo que se nos dice es o no riguroso, discutido o generalmente aceptado, etc. Y estas entrevistas aportan luz a bastantes cuestiones. El libro pone sobre la mesa, entre otras cosas, el desconocimiento que tenemos en España de la historia de Hispanoamérica y viceversa; hasta qué punto allí se obvia o se estudia muy superficialmente la historia de su período virreinal, cuando fueron parte de España. Y al mismo tiempo se ofrecen muchos datos o referencias que pueden ayudar a empezar a cubrir esas lagunas. Esos territorios pasaron en dos generaciones de un estadio diverso, pero muy atrasado de evolución, a formar parte del Renacimiento europeo más fértil y más brillante intelectualmente, se vieron gobernados por unas leyes ejemplares, con una estructura institucional de justicia, enseñanza, infraestructuras y salud inconcebibles poco tiempo antes, y con enormes mejoras de calidad de vida y de productividad económica; pero sus sistemas de enseñanza pasan por alto casi todo esto. Y en España la situación no es muy diferente. Es imprescindible la labor de los historiadores de ambos lados del Atlántico para que el conocimiento sustituya a la ignorancia, y lograr que se reformen los planes de estudio. Y este libro creo que puede ofrecer una contribución en ese sentido.
Pero en el libro se abordan también cuestiones de ámbitos más amplios, como algunas que atañen a la historia económica mundial, o a la historia de las civilizaciones o bien otras relacionadas con la historia política del siglo XX español. Hay mucho donde elegir.
— Muchas veces cuando se habla de historia, el concepto resulta pesado, pero como apunta en el prólogo “el ágil formato de las entrevistas facilita la lectura” ¿Es un libro pensado para todo tipo de público, profesionales y especialistas y meros amantes de la historia?
— Sin duda, es un libro que recomendaría a los estudiantes de Historia porque les abrirá muchas puertas temáticas, puede constituir un complemento muy útil para un Grado en Historia; es muy informativo sobre lo que se está haciendo en historiografía y sobre posibles vías de investigación, considerando la enormidad de nuestros archivos históricos; pero interesará a los profesionales, pues ofrece una panorámica del trabajo de muchos autores que a veces son insuficientemente conocidos, y desde luego puede interesar a cualquier lector aficionado a la Historia, por la variedad y el interés de los temas y porque el tratamiento en forma de entrevistas resulta muy ameno. Se ha incluido un pequeño resumen de las entrevistas al principio, para orientar al lector, de forma que pueda leer directamente sobre los temas que más le interesen, aunque yo recomiendo leer el libro completo porque en todas las entrevistas hay hallazgos y se complementan como un mosaico.
— ¿Piensa que la variedad de perfiles, tanto a nivel académico como geográfico, enriquecen la visión de la historia dejando atrás la simplificación que muchas veces se hace de ella al no observarla desde diferentes ángulos?
— Es uno de los aspectos que hacen el libro interesante, pues, aunque predominan los historiadores académicos, hay historiadores “no académicos”, valga la expresión, profesionales de varios ámbitos que han demostrado solvencia investigando y escribiendo sobre historia; hay filósofos de la historia, que aportan una visión imprescindible en muchos aspectos, y también filólogos, un conjunto que resulta enriquecedor. Además de la diversidad geográfica, pues junto a los españoles hay mexicanos, ecuatorianos, venezolanos, un peruano… Cabría pensar en un gran congreso de historiadores cuyas aportaciones se hubieran reunido en este libro.
— ¿Cree en la necesidad de conocer el pasado para proyectar un mejor presente y futuro?
— Sin duda. Estamos viendo continuamente muchos acontecimientos que “llaman a la historia”. A menudo se ha utilizado de forma interesada por unos u otros grupos políticos, o por unos países contra otros. Y el caso de España e Hispanoamérica es emblemático en este sentido, las lagunas, deformaciones y aspectos deliberadamente oscurecidos han sido tremendos y en buena parte han prevalecido hasta hoy. Hay una gran labor a hacer por los historiadores, y se está haciendo. No se trata de oponer un enfoque ideológico a otro, cualquiera que sea, se trata ante todo de aclarar los hechos, y para eso están los archivos, el de Indias, el de Simancas, el Histórico Nacional y muchísimos otros públicos y privados en España, y todos los americanos. Y por supuesto hay que recurrir también al riquísimo elenco de los cronistas de indias, también insuficientemente conocidos y que son de una riqueza historiográfica, y literaria, casi ilimitada. La Historia de España es probablemente la mejor documentada del mundo, desde luego en la época Moderna, la de Austrias y Borbones, y paradójicamente ha sido la más perjudicada por la propaganda en su contra. Una vez establecidos los hechos, hay un margen para la interpretación, para la comparación, si se quiere para la opinión, pero hay que partir de hechos y no se puede desconocer datos fundamentales, como ha venido siendo el caso. Se podrían poner muchos ejemplos, pero es mejor dejar al lector que los encuentre en el libro.
— Gadir es una editorial con un amplio espectro temático que atiende únicamente a criterios de calidad ¿Cree que hay espacio para este tipo de editoriales ‘independientes’ en el mercado literario actual?
— Hay espacio, y en España hay muy buenas editoriales independientes, aunque las ventajas de los grandes grupos son difíciles de exagerar.
— Normalmente se ensalza el oficio de escritor, ¿cree qué el editor, y su labor, sigue pasando desapercibido para el público general?
— Creo que sí, y es normal que sea así, porque el editor trabaja en el anonimato, mientras que el escritor debe tener visibilidad y, a ser posible, interactuar con los lectores e incidir en la vida pública. Pero eso no quiere decir que el trabajo editorial no pueda cumplir también una función social importante.
— Si no me equivoco, este año Gadir cumple veinte años ¿Qué balance hace de estas dos décadas?
— Han sido años muy intensos, sujetos a varias crisis generales y sectoriales. En el segundo año de vida aparecimos listados como una de las 10 editoriales favoritas de los libreros de toda España, y nos dieron el Premio Nacional de Edición a los cinco años de vida, lo cual no es habitual, ya que suele premiar trayectorias largas. Hemos publicado, creo, bastantes cosas interesantes tanto en literatura relativamente menos conocida como en el ámbito de los libros de viajes o el ensayo. Actualmente resaltaría por un lado la selección de títulos que estamos publicando en un formato de bolsillo grato para el lector y muy asequibles (Tortella, Leonardo, Valle-Inclán, Emerson, Wilde, Conrad, Dumas…), personalmente cada vez aprecio más los libros pequeños, siempre que tengan una tipografía amable. Por otro lado, en la línea de ensayo estamos tratando de contribuir, en la medida de nuestras pequeñas posibilidades, a los objetivos que mencionaba antes. Mencionaría también las adaptaciones que hemos publicado de grandes obras clásicas para todas las edades (la Odisea, la Divina Comedia, Orlando), y actualmente estamos centrados en nuestro Siglo de Oro (Cervantes, Lope, Calderón). Es uno de los periodos más brillantes de la historia de la Humanidad, apenas lo conocemos, y casi no lo leemos. Hay encuestas internacionales solventes que indican que España tiene la autoestima cultural más baja de toda Europa, lo que carece de lógica, aunque tenga explicación, y hay que empezar a resolverlo, porque es algo que está en la base de muchos otros problemas. Estas adaptaciones pretenden hacer más amables esas obras fundamentales, siempre en ediciones muy bien ilustradas. Creo que pueden ayudar a que los chicos desde edades tempranas los conozcan y los aprecien, con la ayuda de padres y profesores. Pero también están pensadas para lectores más mayores, pues las ediciones académicas de este tipo de obras, con extensos estudios preliminares, aunque suelen ser excelentes, ahuyentan a muchos lectores.
