Estuvimos hablando un ‘trecho’ largo. Pasamos de un tema a otro sin darnos cuenta. Dialogar con mi amigo es edificante. En esta ocasión aún más, cuando al acabar de dar la vuelta a la manzana y cuatro pasos antes de despedirnos, me dice, a modo de colofón de lo hablado, ‘recuerda que todos los días hay algo que aprender, algo que olvidar y mucho que agradecer’.
Hace tan solo unos días que la aparición sobre el cielo valenciano de una gota fría, de una DANA o, simplemente, las puertas de un infierno que se abrieron unas horas para descargar su furia hasta dejar paralizado a todo un pueblo que, incrédulo y asombrado, veía cómo desaparecían muchos de los suyos, familiares, vecinos, amigos… y no satisfecho el temporal con ello, también se llevó en su infernal paso, viviendas, enseres, vehículos, alimentos… dejando en su lugar desgracia, llanto, dolor, barro… dando así paso a un tiempo de inseguridad total. De no saber qué hacer, dónde dirigir sus pasos ni a quién recurrir. Hasta ahí llegó su desesperación.
Cierto es que desgracia tal no se recupera con palabras ni siquiera con el paso del tiempo. De ahí que pido, y me pido a mí mismo, que el dolor ajeno nunca nos sea indiferente. En ese camino solidario han estado los cientos de jóvenes que pisando barro, mojándose hasta donde necesario fuere, han trabajado, se han solidarizado y han mostrado una capacidad de reacción de extraordinario valor humano. Sabían dónde iban y lo que encontrarían en el camino de prestar ayuda a quienes desesperadamente la pedían. Es en esos parámetros donde se mueve la SOLIDARIDAD.
La misma que han mostrado cientos de asociaciones humanitarias de todas las comunidades, particulares, profesionales de toda actividad que llegaron para dar respuesta al que la necesita. Ojalá se mantenga esa llama viva siempre. Sería la reafirmación de que el dolor ajeno nunca nos será indiferente.
Llegado a este tramo del camino, séame permitido ‘dar el tono’ para vibrar con una estrofa del himno que une a todo valenciano, ahora y siempre:
…Para ofrecer nuevas glorias a España
¡Nuestra región supo luchar!
¡Ya en el taller y en el campo resuenan
cantos de amor, himnos de paz! …
…¡Despertemos, valencianos!
Que nuestra voz
la luz salude
de un nuevo sol!
Al inmenso dolor que sienten, viven y manifiestan los valencianos, me uno con un ¡Viva Valencia! ¡Visca Valencia! ¡Forca! ¡Fuerza!
(El himno, que desde 1982 lo es de toda la Comunidad Valenciana, fue obra de José Serrano Simeón (Sueca 1873), que lo compuso en 1909, con letra de Maximiliano Thous Orts, Busquen la ocasión de escucharlo. Es una joya).
Repetir la historia
Permítanme regresar por el camino local. Ahora- hace cuatro días y medio- que se ha puesto en escena aquella ‘obra’, ya olvidada, de utilizar la zona entre las carreteras de Palazuelos y la que lleva a La Granja –por abreviar-, para construir viviendas, permítaseme recordar aquel ‘pasaje’, inicio de la década de los noventa cuando desde el propio Ayuntamiento se aprobó el ubicar en el referido lugar un nuevo cementerio.
(Dejo constancia que la zona se conoció tiempos pasados como ‘Gallo Goceado’, arrabal de Segovia desde, al menos, 1466.)
‘Que ese terreno es para viviendas’, decían ya en la ciudad hace de ello treinta años, y fíjese el lector qué fácil es que vuelva ‘la burra al trigo’ (1). Para justificar la necesidad dejaban constancia de que ‘el cementerio de el Ángel ya no admite más’. Cierto era también ello, como también lo era que en el Plan de Ordenación de la referida zona los terrenos estaban calificados como ‘suelo urbanizable no programado’. Es decir, reservado para opciones futuras. Todas ellas razones ‘sesudas’.
Bueno, pues… pese a que existían en el proyecto del Arquitecto Municipal deficiencias, no pocas, para poderlo aprobar, no hubo un solo voto en contra: 19 a favor y dos abstenciones. Era alcalde de la ciudad el doctor Perteguer y se sentaba en el grupo mixto el ex alcalde, licenciado Sánchez Reus.
Nada más conocer la decisión del Ayuntamiento, los propietarios de las fincas afectadas se reúnen y proclaman al unísono que ‘nanai’, mientras ‘confeccionan’ un plan de apoyo recogiendo firmas en la ciudad.
Se necesitaba entonces un nuevo cementerio y lo necesita hoy. Lo difícil –como sucedió con la instalación del Crematorio en su día-, es ubicar en lugar a gusto de todos. Y eso es tan ´fácil’ como encontrar una aguja en un pajar.
¿Por qué siendo aprobado no se llevó a efecto? Pues, porque tenía enfrente el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria, aprobado en julio de 1974, (Legislación Consolidada y con una última actualización de diciembre de 2014), y se la pasaron por el ‘forro’.
¿Por qué me sonará tanto la canción ‘pasarse por el forro’ cuando de acciones políticas se trata? Tendré que rebobinar.
Por cierto, y son datos de El Adelantado de aquel año, la capacidad prevista en el proyecto para aquella idea era de 4.888 nichos; 663 laudes (lápida o piedra que se pone en la sepultura); 58 laudes sarcófagos; 493 panteones; en fosa común 2.533; nichos niños 296… total 8.931.
¿Se llevará ahora adelante el proyecto de construcción de viviendas en el lugar? Quiá.
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(1) ‘Volver la burra al trigo’. Se usa para expresar hastío, cansancio ante una expresión o un acto repetido, incluso cuando ya hemos dado por acabado el asunto o la discusión en cuestión (RAE).
