El médico Eufemiano Fuentes, principal acusado en el juicio por la ‘Operación Puerto’, aludió ayer al término de la cuarta sesión a su «derecho a mentir, o a no decir la verdad». Después de asistir a las declaraciones de los exdirectores deportivos Vicente Belda y Manolo Saiz, Eufemiano se paró ante los medios, a quienes comentó: «Tengo derecho a mentir, a no decir la verdad, ¿no?».
Además, reiteró que estaría dispuesto a identificar a sus clientes si la jueza se lo pidiera la jueza, pero que si no fuese así, «tengo que respetar mi derecho al secreto profesional», espetó.
Por su parte, Manolo Saiz sostuvo en su declaración que, durante su etapa al frente del Liberty Seguros, él se limitó a «acceder» a que los corredores que se lo pidieran visitaran a título personal a Eufemiano Fuentes, pese a que la normativa de la formación lo impedía, y que después él no sabía «absolutamente nada».
«Heras me pidió permiso en repetidas ocasiones. Con Ángel Serrano y Vicioso pasó lo mismo, accedí y, a partir de ahí, no quise saber absolutamente nada. Nunca me puse en contacto con el doctor Fuentes para hacer de intermediario», se defendió.
Además, explicó que se saltó esa norma por la «confianza» que tenían esos ciclistas con Fuentes, persona de «categoría profesional contrastada», y que, en cualquier caso, le habría «dado igual prohibir» porque sus pupilos tenían «280 días libres al año» y él no podía ejercer «un control absoluto».
«Rotundamente no conocía sus prácticas», señaló contundente. Sin embargo, el cántabro contradijo la versión del galeno y explicó que el encuentro que mantuvieron antes de su detención solo concernía al ámbito personal. «La reunión fue para hablar de su hija, que tenía cáncer, porque le tocaba renovar su afiliación con la ONCE y yo mantenía buena relación con los directivos», aseguró, contradiciendo la versión de que habían quedado para saldar una deuda reconocida por Saiz que se remontaba a 1991, cuando trabajaban juntos.
Por otro lado, el exdirector del Kelme, Vicente Belda, acusó a su expupilo Jesús Manzano, que ejerce la acusación particular, de «indisciplinado total» y negó haber enviado a ciclistas a hacerse autotransfusiones. «Vendió a la prensa una historia que me ha hecho mucho daño», afirmó.
«En el Tour 2003, Manzano tuvo un desfallecimiento. Ese día se le hizo un electrocardiograma y por la tarde estaba ya en el hotel echándose unas risas con sus compañeros», indicó.
Además, insistió en que nunca envió a ninguno de sus hombres a Fuentes, aunque reconoció que el médico trataba a deportistas. «No tengo constancia alguna de que fueran tratados por Eufemiano. No hay ni un solo corredor del Comunitat Valenciana en esas bolsas de sangre», sentenció.
