Una vez digerido (porque la hora era de sobremesa) el partidazo que vivimos en La Albuera el pasado sábado, tocaba visita al fortín de La Nava el domingo por la mañana.
La cantidad de debates que habremos escuchado sobre el día y la hora más adecuados para la celebración de un partido: que si es mejor el domingo que el sábado, aunque por la mañana uff… mejor por la tarde pero tampoco demasiado, que luego el frío en invierno… y al día siguiente hay que madrugar, pero es que coincide con el partido en la tele del Madrid…
Veremos si cuando el Municipal tenga la tan esperada iluminación, y los partidos se jueguen en horarios que hasta ahora sólo hemos disputado a domicilio, permanece el debate. Por supuesto que poner de acuerdo a todos es imposible, pero si hace tiempo nos dicen que un sábado a las 15.30 horas, La Albuera acogería a 3.000 espectadores, pensaríamos que nos están tomando el pelo. Sin duda, mérito del Club, y muy especialmente de los protagonistas: Ramsés y los suyos, que han sido capaces de cambiar las prioridades y excusas de muchos segovianos. Eso tiene tanto mérito o más que el gran trabajo que vienen haciendo sobre el césped desde mucho tiempo atrás.
En La Nava más de lo mismo. Ni inventando semanas con doce días, y tirando de Excel para hacer combinaciones de fechas y horas dejaría de estar vestido siempre de gala el Guerrer@s Naver@s. Qué manera de creer!!
Por cierto, uno de mis momentos favoritos es el descanso del partido. El domingo por la mañana, conté 63 niños y niñas sobre la cancha jugando. Qué maravilla de caos! Una red de precisión colgada en una portería, decenas de balones de distintos tamaños y colores. ¿Reglas? Las suyas. ¿Edades? Todas. ¿Equipaciones? Predominio absoluto de camisetas naveras de sus ídolos y ojo al peque con el 14 a la espalda. La Leyenda de Carlitos Villagrán siempre presente.
