El canciller del Obispado, prefecto de música y dean emérito de la Catedral de Segovia, Alfonso María Frechel, fue investido ayer como “Prelado de Honor”, con el fajín acreditativo de su condición. Frechel se incorpora a la nómina de sacerdotes que han recibido esta distinción, el actual vicario general de la diócesis, Andrés de la Calle, y su antecesor en esta responsabilidad, Justo Sastre.
El acto protocolario tuvo lugar tras la misa solemne de San Juan Evangelista, celebrada en la iglesia del Seminario con la asistencia de la práctica totalidad de los sacerdotes de la diócesis, así como de familiares y amigos del galardonado, entre quienes se encontraban el delegado territorial de la Junta, Javier López-Escobar, la presidenta de la cofradía de Nuestra Señora de la Fuencisla, Julia González Herrero y el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Segovia, Juan Bautista Mullor.
El deán de la Catedral, Ángel García Rivilla, dio lectura al oficio remitido a la diócesis por el secretario de Estado de El Vaticano, cardenal Tarsicio Bertone en el que figura el nombramiento, y posteriormente el vicario general Andrés de la Calle fue el encargado de imponer la banda acreditativa de la prelatura honoraria en medio de los aplausos del público presente.
Posteriormente, Frechel pronunció un breve discurso en el que reconoció que esta distinción ha sido “lo más insólito e inesperado de mi vida, porque no es algo común entrar a formar parte de la familia papal,”.
Asimismo, señaló que la prelatura “hará que me sienta mas fiel que nunca a la Iglesia, algo que siempre inculqué a mis antiguos alumnos en mi etapa como profesior del Seminario, y hoy doy gracias a Dios que sigue escriibiendo derecho con renglones torcidos”.
Frechel agradeció a todas las personas que “me han ayudado a lo largo de mi trayectoria, así como al presbiterio diocesano y a mi familia”, y les pidió “que sigamos juntos haciendo iglesia y seamos fieles a nuestros compromisos”.
Eucaristía
Antes de la entrega de la distinción, tuvo lugar una solemne eucaristía presidida por el obispo de Segovia, Angel Rubio, y concelebrada con el obispo emérito de Segovia, Luis Gutiérrez, el vicario general de la diócesis, Andrés de la Calle, el deán de la Catedral, Angel García Rivilla y el director de Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil.
En su homilia, de corte claramente catequética, el obispo ha apelado a la necesidad de dar testimonio y anunciar “o que hemos visto y tocado, experimentado con nuestra vida”. El obispo aseguró ante sus compañeros presbíteros que Cristo “reclama una adhesion total porque es la revelacióibn definitiva de la sabiduria del padre, capaz de salvar y hacer perfecta la vida del hombre.”.
Asimismo, aseguró que el testimonio de Cristo “no es el de persona ausente sino de alguien vivo y presente, y la comunidad cristiana lo celebra e invoca en el culto, y con su espíritu se siente vivificada”.
El prelado segoviano recordó la importancia de hacer presente la vivencia de Dios, e hizo votos para que la Iglesia “lleve marcada en sus sacramentos e instituciones la imagen del mundo que pasa y sea sensible al anuncio de la venida de Cristo, de su muerte y de su resurrección”.
