Pensar en el cine y no acordarse de la música es como nombrar las ramas y olvidar las hojas.
El auditorio Miguel Delibes lleva años obsequiándonos con una grata colaboración entre la Semana de Cine y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Solo interrumpida hace un par de años con la proyección de la película rodada en la capital y provincia de Segovia La aldea maldita (1930) de Florián Rey, con música en directo de Raül Refree con Live Sound Trak. No sabemos si porque la organización no corrió a cargo de los programadores habituales o porque el inicio del filme era desalentador para el gobierno autonómico con el texto: “Castilla1900. Cuando la ciudad divorciada del campo que la alimenta, dejaba al campesino desamparado en su lucha contra la inclemencia de los elementos. En su consecuencia, pueblos arruinados, emigraciones y éxodos iban desangrando la vida de la nación”, el caso es que el auditorio estaba medio vacío.
Retomando la inseparable relación entre la partitura musical y la imagen cinematográfica, hay que recordar la ayuda que el incipiente cine, para dar a este nuevo espectáculo de barracas populares un empaque cultural del que carecía, solicitó al célebre compositor francés Camille Saint – Saëns una original obra musical (OP.128, R. 331) para el film El asesinato del duque de Guisa (L´ assessinat du Duc de Guise). Convirtiéndose de esta manera en la primera banda sonora compuesta expresamente para el cine. Pero a lo nuestro, como hemos enunciado, el cine sin acompañamiento musical no sería lo que es en la actualidad.

La Semana Internacional de Cine de Valladolid lleva años hermanando pentagrama y celuloide; imagen y sinfonía. Nos viene a la memoria la versión restaurada, con estreno en España, de Napoleón (Abel Gance, 1927) inaugurando la 30.ª edición, con música original de Carmine Coppola y dirigiendo él mismo la Orquesta Ciudad de Valladolid. En épocas más recientes, ya en el siglo XXI, nos hemos podido deleitar con películas y directores de la calidad de Fritz Lang y su Metrópolis y un siempre imprescindible Chaplin y Tiempos modernos, por citar solo un par de obras maestras del cine mudo, sin dejar en el tintero la proyección del año pasado con una magistral interpretación a cargo de Harold Lloyd en The kid brother (El hermano pequeño) con música del estadounidense Carl Davis, interpretada en directo por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.
Este año tenemos la oportunidad de ver La muchacha de Londres (Blackmail) de Alfred Hitchcock y escuchar a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León interpretar la música de Neil Brand, dirigida por Timothy Brock. Rodada primitivamente como cine sonoro, tiene una versión muda -de gran éxito en Gran Bretaña- en la que se ven las buenas artes fílmicas del director. Con este largometraje Alfred Hitchcock dirige la primera película sonora del Reino Unido e inaugura su filmografía con sonido y diálogos. La acción transcurre en Londres capital. Damos por hecho que en el Auditorio Miguel Delibes (día 25 a las19,30 h) visionaremos, con buen oído, la versión muda del siempre sorprendente director británico