En España conviven dos realidades: una parte de su territorio con ciertas zonas urbanas superpobladas y otra formada por los territorios rurales que se están despoblando irremediablemente. Esta diferencia es uno de los desafíos más importantes en nuestro país, dado que la despoblación afecta a pequeñas localidades, pero también a determinadas ciudades y cabeceras comarcales, puntos donde tradicionalmente se prestaban los servicios y se ejercían determinadas actividades económicas. Un fenómeno que se suma al efecto del envejecimiento de la población en dichas zonas, con el impacto social y económico correspondiente. Resulta por tanto prioritario que las políticas públicas promuevan la igualdad de oportunidades, la creación de nuevas actividades, la mejora de la calidad de vida y la inclusión social de las personas que habitan el medio rural.
La despoblación del medio rural constituye un reto que es necesario abordar con audacia. En primer lugar, la conservación del patrimonio natural y cultural de nuestro medio rural constituye un conjunto de estrategias e instrumentos que pretenden comprometer a los propietarios y usuarios del territorio en su conservación y buen uso, haciendo compatible la sostenibilidad ambiental con los usos tradicionales como la agricultora, la caza, la pesca o la ganadería. Ambas perspectivas son compatibles y hoy la sostenibilidad se entiende en un sentido integral e integrador, de modo que se permita el ejercicio de esas actividades tradicionales, junto con el desarrollo del turismo rural, unas actividades que eviten el abandono y la despoblación de los pueblos.
La protección de aquellas actividades tradicionales tiene encaje dentro de las políticas públicas de sostenibilidad y son necesarias, dado que de esta forma se garantiza la viabilidad de nuestros pueblos. Mediante la colaboración público-privada ha de impulsarse aquellas actividades tradicionales en concordancia con las políticas de la Unión Europea (Política Agraria Común y Fondos Estructurales) y compatible con la protección del medio ambiente.
En este orden de cosas, la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático se han convertido en el gran motor de desarrollo del medio rural en las próximas décadas, junto con las actividades productivas ligadas a la digitalización, el análisis, la inteligencia de datos y la ciberseguridad.
En definitiva, se han de implicar a los propietarios y usuarios en la estrategia de conservación de la naturaleza, al mismo tiempo que se fomente su compromiso activo y su colaboración con entidades colaboracionistas de carácter público y privado.
En segundo lugar, es necesario el establecimiento de una regulación legal específica que aborde de manera integral los problemas del campo, mediante el aseguramiento de los servicios básicos: salud, educación, servicios sociales, así como el establecimiento de beneficios fiscales a la implantación de actividades económicas en el agro español. El acceso a la vivienda, al empleo, son temas básicos que pueden ser instrumentos para evitar la despoblación del medio rural.
En tercer lugar, las exigencias medioambientales han generado nuevas actividades económicas que tienen su sede en el campo. La producción de energía eléctrica de origen fotovoltaico, o bien del hidrógeno verde, junto con la producción de gas limpio procedente de los residuos agrícolas, ganaderos o forestales, son señales positivas que pueden dar luz al futuro del campo segoviano.
La descarbonización de la economía española ha dado alas a la electrificación de innumerables actividades, por lo que la producción de energía eléctrica limpia a un precio razonable se ha convertido una fuente de riqueza importante en el futuro. Hoy, la Comunidad de Castilla y León produce el 24% de la energía eléctrica de origen hidráulico y el 21% de la producción de origen eólico, de hecho exporta a otras Comunidades el 50% de su producción.
Una producción que debe servir de aliciente para el establecimiento de nuevos proyectos industriales en nuestra Comunidad, que aprovechen la producción de energía eléctrica limpia. La lucha contra la despoblación debe motivar la creación de una sociedad más justa, equitativa y solidaria en el medio rural, mediante el fomento de la cohesión social y la colaboración entre los agentes del medio rural con la finalidad de luchar contra la despoblación y mejorar las condiciones socioeconómicas de los habitantes de las zonas rurales. Mediante el empoderamiento de mujeres y jóvenes para luchar contra esa despoblación, la creación de proyectos que pongan en valor los recursos del territorio, la inserción sociolaboral y el apoyo del emprendimiento, junto con la colaboración de forma conjunta y coordinada de los distintos agentes que participan en la gestión del territorio. Una transformación del medio rural basada en la cohesión social y la participación comunitaria que revitalice nuestros pueblos de Segovia con la colaboración de todas las instituciones.
