Rafael Calderón Fernández
El cometa Halley fue visible en España en 1910. Mi abuelo tenía entonces 7 años y me contaba que, de niño, salía con sus amigos del pueblo al anochecer a ver ´la estrella con cola’. El cometa Halley volvió a ser visible en 1986. Entonces yo era profesor de Física y química en el IES Giner de los Ríos y lo observamos varios días con prismáticos y con mi telescopio. Si alguno de los alumnos de entonces lee esto, lo recordará gratamente. Volverá a visitarnos en 2062.
El telescopio no es el mejor instrumento para observar cometas. Son objetos extensos y poco luminosos y lo mejor es usar prismáticos. Los prismáticos 7×50 son los más adecuados. Proporcionan 7 aumentos y sus lentes convergentes por las que entra la luz tienen un diámetro de 50 mm lo que proporciona una buena luminosidad.
El cometa que los próximos 11, 12, 13, 14… podremos ver desde Segovia, es el cometa Tsuchinshan-ATLAS, que fue descubierto, allá en la lejanía del espacio, el 9 de enero de 2023. En esos momentos estaba tan lejos como está el planeta Júpiter, a unos 800 millones de km. Desde entonces se le viene siguiendo en su viaje, un viaje que realiza atraído por el Sol al que se ha ido acercando cada vez a mayor velocidad. Pocos días después de ser observado, aplicando las leyes de Newton, se pudo determinar su trayectoria que nos permite conocer con precisión los días que será visible desde Segovia y también afirmar que sólo lo veremos una vez. Viene de los confines del sistema Solar atraído por el Sol y volverá a los confines del sistema Solar a pesar de ser frenado por la atracción solar en su viaje de regreso.
El pasado 27 de septiembre el cometa pasó por el perihelio, punto de mayor acercamiento al Sol a una velocidad de 80 km/s. En esos días de finales de septiembre fue visible al amanecer, en la constelación de Leo. Durante las siguientes 2 semanas seguirá su camino, alejándose del Sol, pero lo hará cuando es de día en Segovia y no lo podremos ver. El 12 de octubre será el momento en que pase más cerca de la Tierra y será el mejor día para verle. Será después de ponerse el Sol, al atardecer: recorrerá las constelaciones de Virgo, Serpiente y Ofiuco. Se seguirá alejando y casi con seguridad no volverá nunca.
En el gráfico 1 se representan las posiciones relativas (sin escala) en las que estaban el cometa, el Sol y la Tierra el día 27 de septiembre pasado, cuando el cometa alcanzaba el perihelio. Se pudo ver al amanecer, antes de la salida del sol. Segovia está en el punto A y la luz procedente el cometa llega a Segovia pero la del Sol aun no.
En el gráfico 2 se representan las posiciones relativas que tendrán los tres el próximo 12 de octubre, cuando el cometa pase por el punto más cercano a la Tierra. Será el mejor día para verlo. Después de la puesta del sol. Segovia, en el punto B, recibe la luz del cometa pero no la del Sol, que ya se ha ocultado. Observar el giro en sentido antihorario de la Tierra. El cometa se va alejando y lo estaremos viendo en su viaje de regreso. Se va el cometa.
Los Cometas a lo largo de la historia
Vamos a comentar algunos aspectos interesantes sobre estos cuerpos celestes.
La palabra cometa viene del griego kometes, que significa “estrella con cabellera”. Los griegos los veían como estrellas errantes que llevaban una larga cola. Eran fenómenos atmosféricos que ocurrían por debajo de la órbita de la Luna. Esta idea prevaleció durante siglos.
En la Edad Media, los cometas eran percibidos como presagios de desgracias. Los cielos eran vistos como inmutables y perfectos y cualquier cambio era interpretado como un aviso divino de plagas o muertes. Uno de los ejemplos de este temor lo encontramos en el cometa Halley, que se asoció con la invasión normanda de Inglaterra en 1066. El cometa aparece representado en el famoso Tapiz de Bayeux, que narra la batalla de Hastings.
Todo cambió con la Revolución Científica en los siglos XVI y XVII. Y el gran giro en la comprensión de los cometas y de nuestra mirada al universo llegó con Isaac Newton y su teoría de la gravitación universal. Los cometas, al igual que los planetas están ‘sometidos’ a leyes. Y estas leyes permitieron a Edmond Halley, contemporáneo de Newton, predecir la siguiente aparición del cometa que lleva su nombre. Había sido visto por última vez en 1682 y predijo su retorno para el año 1758, como asi fue.
Desde la revolución científica, que en el campo de la astronomía es iniciada por el cambio en la cosmovisión que presenta Copérnico en el siglo XVI, la ciencia se ha consolidado como la única forma de acercarse al ‘conocimiento verdadero’. Usa los conocimientos de cada momento para dar una interpretación de la realidad y en todo momento se somete a unos mecanismos de autocorrección sólidos. Todo lo demás son relatos, ficciones inventadas por nuestro cerebro.
¿Qué son y cuál es su composición?
Los cometas están compuestos principalmente por una mezcla de hielo, polvo y rocas. A menudo se les describe como “bolas de nieve sucias” debido a la gran cantidad de hielo (principalmente de agua) que contienen, combinado con polvo y otros compuestos volátiles como el dióxido de carbono, el metano y el amoníaco. Pueden tener también compuestos orgánicos simples. Este cometa tiene un diámetro aproximado de 5 km.
Debido a las bajísimas temperaturas del espacio, todas las sustancias que lo componen están en fase sólida. Al ir acercándose al sol los compuestos volátiles subliman (pasan de sólido a gas) y se forma una ‘atmósfera’ de gas y polvo alrededor del núcleo llamada coma, que puede extenderse miles de km. Al acercarse más al sol, el cometa recibe el impacto de partículas que el sol emite: es el ‘viento solar’, que empuja las partículas de la coma en dirección opuesta formando la cola, que puede medir millones de km. La cola siempre apunta en dirección opuesta al Sol, no hacia la trayectoria del cometa.
La mayoría de los cometas provienen de los confines del sistema solar, de la llamada nube de Oort. Son atraídos por el sol y casi todos describen una órbita elíptica de gran excentricidad o parabólica. Cuando pasen por las cercanías del Sol, podremos verlos, pero se irán de nuevo para no volver nunca o hacerlo después de cientos de años.
En su recorrido por el sistema Solar algún cometa puede ver alterada su trayectoria por la influencia gravitacional de los grandes planetas Júpiter y Saturno y como resultado quedar ‘atrapado’ por el sol. Su trayectoria se transforma en una elipse menos excéntrica y el cometa se vuelve periódico y cada pocos años nos visita. Es el caso del cometa Halley… y alguno más.

