El 24 de diciembre de 2020, Jhon decidió comprar un Iphone 11 a través de Wallapop por 560 euros, un precio más que razonable para un dispositivo que apenas había salido al mercado un año antes y que era uno de los más deseados en aquel momento. Así, contactó con Isabel, la supuesta vendedora del dispositivo, que tras hablar con él por whatsapp, a través de una línea de teléfono cuyo titular no existe, le indicó la cuenta donde debía hacer el pago.
Jhon intentó hacer el pago a la cuenta que le indicaban, la cual se encontraba a nombre de Clemente, no había rastro de Isabel. Por motivos técnicos, no pudo terminar el pago, de forma que la supuesta Isabel, le facilitó otra cuenta, ésta a nombre de Dayra, donde se realizó el ingreso correctamente.
Pasaron los días, pero el teléfono no llegaba. Al preguntar qué estaba ocurriendo, Jhon solo recibió evasivas como respuesta, hasta que tras pedir la devolución del dinero, el teléfono con el que estaba contactando bloqueó su número para evitar respuestas.
Afortunadamente para Jhon, seis meses después, ya en 2021, Dayra, titular de la cuenta donde hizo el ingreso, procedió a devolverle el importe a través de transferencia bancaria. Según contó ella, en el momento en que tuvo conocimiento de lo ocurrido, intentó remediar la situación. No hay pruebas de que anteriormente colaborara en los hechos, por lo que no fue juzgada.
Clemente, la persona detrás de la supuesta Isabel, sí fue llevado a juicio a principios de este 2024 y condenado por la Audiencia Provincial de Segovia como autor penalmente responsable de un delito de estafa, recogido en el artículo 248 en relación con el artículo 249 del Código Penal, a un año de prisión y al pago de un tercio de los costes del proceso. Posteriormente, Clemente trató de apelar la sentencia, pero le fue denegada en junio de este año, al considerarse que existían suficientes indicios acreditados para sostener la condena.
El número de este tipo de estafas por Internet cada vez es mayor. Según el Ministerio del Interior, 2023 se cerró con 2.459.659 infracciones penales, de las cuales el 19,1 por ciento se correspondían con delitos informáticos. Más del noventa por ciento de los mismos, fueron estafas a través de la Red. En Segovia, los datos son incluso más altos. El año 2023 se cerró con 5.985 delitos, de los cuales 1.887, alrededor del 30 por ciento, se correspondieron a delitos informáticos, una cifra que se estima, aumente durante este 2024. En los seis primeros meses del año, se han producido 969 ciberdelitos, el 25 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado, cuando se registraron 774 delitos de esta tipología. Crecen sobre todo, al igual que a nivel nacional, las estafas informáticas, que suben de 676 en 2023 a 873 en este año, un 29,1 por ciento más. Respecto al total de estos seis primeros meses, suponen el 90,1 por ciento de los delitos cibernéticos cometidos. Por el contrario, el resto de delitos vinculados a esta categoría (delitos contra la propiedad intelectual, robo de identidad…) descienden un dos por ciento en relación con el año pasado y pasan de 98 a 96.
Respecto al resto de Castilla y León, Segovia es la provincia donde más han aumentado este tipo de delitos, seguida por Palencia, donde aumentan un 17,7 por ciento. En el otro extremo está Soria, la única provincia donde las infracciones en el entorno informático descienden, con una bajada del 18,7 por ciento interanual.
En cuanto a la media de la Comunidad Autónoma, se ha experimentado un crecimiento del 8,6 por ciento, pasando de 11.855 casos totales en 2023, a 12.876 en 2024.Se sitúa así por debajo de la media nacional, que durante este año ha visto un aumento del nueve por ciento de los casos de delitos informáticos. A pesar de que queda lejos de Baleares y Melilla, que lideran la lista con un aumento del 28,6 y 26 por ciento respectivamente, tampoco se acerca a las que experimentan un decrecimiento en este tipo de delitos, donde destaca La Rioja con un 11,2 por ciento menos que el año pasado.
Estafas más comunes
Según indica la Fiscalía de Castilla y León en su última memoria, correspondiente a los datos de 2023, una modalidad de ataque cada vez más frecuente es hacerse pasar por una entidad bancaria, a través de mensajes conectados a una URL. Al pinchar sobre la misma, direccionan a una página, exactamente igual a la de la entidad real, logrando de este modo confundir a los usuarios, consiguiendo las contraseñas necesarias para acceder a las cuentas de los perjudicados.
Otro tipo de engaño es el denominado como ‘man in the middle’ (hombre en el medio), del cual se han judicializado bastantes casos. En el tráfico mercantil es habitual la relación de confianza entre las empresas que adquieren bienes y servicios a cambio de un precio. En el momento del pago, un tercero, con propósito de beneficio propio y simulando ser la empresa contratante, recrea la legítima apariencia de ésta y remite un correo en el que cambia la cuenta bancaria en la que debe realizarse el pago; de manera que el delincuente obtiene el dinero y quiebra la relación comercial entre las dos empresas.
Según el tipo de negocio de que se trate, las cantidades que se defraudan a través de este mecanismo pueden ser cuantiosas, llegando a defraudar en algunos procedimientos más de 200.000 euros, con la particularidad de que en muchas ocasiones suelen realizarse desde países cuya legislación en materia de delitos tecnológicos es casi inexistente.
Cabe hacer una mención especial a otra modalidad cada vez más habitual pero no por ello menos arriesgada. Son las llamadas “estafas del amor”, aquellos supuestos en los que una persona, generalmente mujer, entabla amistad con una persona que conoce a través de redes sociales y la misma, a través de engaños consigue que la perjudicada, lleve a cabo transferencias de su propio patrimonio, (llegando a pedir inclusive en alguna ocasión préstamos a los bancos), siendo el destinatario de dichas transferencias terceras personas que, en su condición de muleros, se lo hacen llegar al verdadero autor de los hechos, el enamorado de la perjudicada.
Consejos para una compra más segura en Internet
En los últimos años, debido al auge cada vez mayor de las compras a través de Internet, Guardia Civil y Policía Nacional se esfuerzan por prevenir a los ciudadanos para que eviten caer en la trampa de los delincuentes informáticos. Con este motivo, Policía Nacional publica en su web un decálogo con consejos básicos para hacer más seguras las compras en la Web.
Además de normas básicas como comprar en lugares de confianza, evitar los “chollos” demasiado llamativos o tener cuidado con las formas de pago, también recomiendan mantener protegido el dispositivo desde el que se va a realizar la compra, ya que si no se tiene cuidado, puede ser la llave de acceso a datos personales y bancarios. La instalación de una herramienta antivirus en los dispositivos para detectar posibles amenazas es importante en este aspecto, ya que si este está infectado, podría poner en peligro los datos del usuario al realizar una compra.
En los dispositivos móviles, es aconsejable revisar las aplicaciones instaladas y borrar aquellas que no se utilicen para facilitar su actualización y evitar posibles “huecos” que permitan acceso a los delincuentes.
Es importante evitar el uso de dispositivos públicos cuando se va a realizar una compra online, ya que se pueden dejar datos que otros pueden ver y usar de forma maliciosa. Igualmente, no es recomendable realizar compras cuando se está conectado a una red WiFi pública, para evitar que terceros puedan interceptar las comunicaciones del usuario. Asimismo, sería necesario asegurarse de que el router WiFi de casa está configurado para evitar la presencia de posibles intrusos que intenten conectarse a la red.
