Lo de López Obrador exigiendo al Rey que pida perdón por los abusos de la conquista, demuestra dos cosas: por un lado que se trata de un trilero ignorante, y por otro, que como reconocido populista necesita un enemigo exterior para afianzar una política interior autoritaria.
Quien pretenda convencernos de que Hernán Cortés fue un sanguinario conquistador miente descaradamente. Hernán Cortés realmente fue el liberador de las tribus que estaban sometidas a los aztecas, esa civilización bárbara con prácticas antropófagas y salvajes como demuestra que el propio Moctezuma considerara un manjar la carne guisada de muchachos jóvenes. Por no hablar de los miles de mexicas que asesinaron.
Fueron estas tribus las que pidieron ayuda a Hernán Cortés para liberarse de la tiranía de los aztecas y le ofrecieron miles de soldados. ¿O es que queda todavía algún ingenuo que piense que Hernán Cortés liberó él solo a Méjico con 500 hombres y unos pocos caballos? Pero lo que está meridianamente claro es que los indios fueron más respetados por los españoles que bajo el dominio azteca.
Y nos podemos preguntar, ¿han progresado mucho los indios desde que los españoles nos fuimos de Méjico hace 200 años? Quizá, como dice Vargas Llosa, sería el propio Obrador quien tendría que pedir perdón a los indios. Porque, vamos a ver, la idea extendida por los enemigos de España de que los españoles vinieron a destruir a los indígenas es otra falacia de los que no tienen vergüenza ni datos para demostrar su ridícula obsesión, porque realmente fue en el Méjico independiente, cuando se despoja a los indígenas de sus comunidades y de sus tierras y los obligan a hablar español.
Algo contrario a lo que se hizo durante el mandato del Imperio Español donde se tradujeron y crearon las primeras gramáticas de multitud de idiomas indígenas (Nahuatl, Quechua, Guaraní, Arauac…) debido al interés de muchos misioneros cuyo trabajo fue fundamental para la conservación y difusión de la lengua y cultura indígena. Y esto contradice claramente a esa leyenda negra que pretende mostrar a España como destructora de las culturas nativas, cuando la realidad es que muchas personalidades del reino y muchos religiosos dedicaron su vida a poder documentar y proteger las lenguas y tradiciones indígenas tratando de incorporar a estas poblaciones al Imperio Español.
Los españoles no nos tenemos que avergonzar de nada porque ni Francia, ni Inglaterra, ni Bélgica, ni Holanda, y mucho menos los Estados Unidos (que ya sabemos lo que hicieron con los indios), resistirían la comparación colonizadora con España. Y si alguien quiere hablar de brutalidad, no tiene más que comparar el mestizaje español con el de otras culturas. El balance moral del Imperio Español no tiene parangón con ningún otro. No hay más que recordar que antes que existiera Harvard, los españoles ya habíamos fundado cinco universidades.
Ahora no estaría mal que el cobardica Obrador se dirigiera a los americanos para que pidan perdón por la guerra que en 1846 permitió a E.E.U.U. apoderarse de Texas, Arizona, Clalifornia y Colorado. Pero eso ha sido hace menos de 200 años, así que lo mejor es ir contra lo que según ellos sucedió hace 500 con los malvados españoles.
Y también es conveniente subrayar la noticia de cómo una parte de la extrema izquierda antiespañola se precipita para asistir a la toma de posesión de la tal Claudia Sheinbaun, toma de posesión a la que no han invitado al Rey ofendiendo gravemente a España, y donde además se permiten el lujo de insultarnos a todos los españoles.
