Nos encontramos ante este problema que afecta a la población mundial, dado que dos tercios de esa población no tienen asegurada la tasa de reemplazo generacional, lo que exige un compromiso real por parte de las instituciones a favor de políticas de familia y, sobre todo, un cambio cultural.
A mediados del siglo XX se produjo el fenómeno del “baby boom”, basado en el crecimiento de la natalidad y de la esperanza de vida, especialmente en Europa, América del Norte y Asia, concretamente en China. En menos de 40 años la población mundial ha pasado de 2.500 millones de personas a más de 5.000 millones en 1987. Sin embargo, ahora se ha producido un frenazo en el número de nacimientos desde los años 70 del siglo XX, un descenso demográfico que ha sido constante por la bajada del número de nacimientos y la mayor esperanza de vida. El resultado es la imposibilidad de mantener ese Estado de bienestar por falta de reemplazo generacional.
El estudio Perspectivas de la población mundial 2023 de la ONU apunta a que el aumento previsto de la población mundial hasta 2050 se concentrará en ocho países: República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania. Es decir, el descenso de la natalidad es un fenómeno global y que se corresponde con un modelo de sociedad. Una sociedad que no apoya la institución familiar, y la consecuencia es que en Europa se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años pasará del 20% del total al 30% en el año 2070.
Con una media de 1,5 hijos por mujer en 2018, Europa está lejos del porcentaje del 2,1 hijos necesario para restablecimiento de la población. Las muertes superan a los nacimientos desde el año 2012 en Europa, y solamente con la inmigración se compensa este fenómeno, como en España, así la población europea de los 27 aumentó en 2022 de 446,7 a 448,4 millones.
El número de nacimientos en España en 2023 ha sido de 322.075 personas, mientras que las defunciones sumaron 433.163, por lo que el resultado de crecimiento vegetativo fue negativo: -111.088 personas. Mientras que en la Comunidad de Castilla y León los nacimientos sumaron la cantidad de 12.464 frente al número de defunciones fue de 28.054, con un resultado negativo de –15.590 personas. El resultado es que España tiene una media 1,2 de hijos por mujer, frente a una media necesaria del 2,1 para garantizar el equilibrio poblacional de nuestro país. En Segovia se produjeron también 851 nacimientos en 2023 (-8,4%), mientras que fallecieron 1.657 personas, lo que refleja la importancia de este problema.
La solución no vendrá de ayudas económicas sino de la puesta en valor de la institución familiar, dado que la familia es la base fundamental de un crecimiento demográfico ordenado. La solución no está en el dinero sino en políticas en favor de la familia, cambiando el modelo individualista por una generosa política familiar. Una política acompañada por un cambio de valores y en el establecimiento de medidas eficaces con el objetivo de crear un entorno apropiado para formar una familia y tener hijos.
