Triple Puerta Grande en la corrida de toros de la función de Nava de la Asunción. Los diestros Joselito Adame y Javier Cortés y el rejoneador Sergio Pérez salieron en hombros del coso navero tras cortar dos orejas cada uno. Destacó un maduro y cuajado Cortés, cuyo rédito pudo haber sido mayor de haber andado más certero con los aceros. El mexicano dio muestras del oficio que tiene y el joven jinete demostró ganas y entrega, pese aún tener cosas que mejorar. Tres conceptos para una tarde triunfalista, en la que se lidiaron toros de Luis Albarrán, de buen juego en líneas generales aunque justos de raza. Festejo que concluyó de forma exitosa con un público muy respetuoso.

Sereno y tranquilo abrió la tarde Pérez ante un ejemplar que no planteó problemas pero que resultó poco colaborador y al que le faltó un punto de chispa y recorrido. El rejoneador salmantino se dejó llegar mucho el astado a las monturas y con ‘Ingenio’ arriesgó en exceso. Actuación notable, sin terminar de coger vuelo que marró con los aceros. El jinete salió a saludar una ovación, sin tener petición en un primer momento.

Pasado el ecuador de festejo, Pérez se mostró impreciso sobre sus monturas ante un astado soso y emplazado en los medios. Volvió a exponer, llegando a ser incluso alcanzado por el burel. Lo mejor llegó en el último tramo de la faena, con la colocación de las rosas y la suerte del teléfono, que realizó de forma encimista. Cerró de medio rejonazo de efecto fulminante, que hizo que el respetable demandara el doble trofeo, que fue concedido por la presidencia.

Toro bien presentado el primero para lidia a pie. Cinqueño, hondo, con morrillo y proporcionado. Adame lo recibió con garbo capotero y después quitó por vistosas chiicuelinas. El noble animal no se empleó en la muleta y casi siempre fue con la cara a media altura, fruto de su falta de raza. El mexicano tiró de oficio para tapar su rajada salida y realizó un esfuerzo importante para sacar tandas de cierta compostura, dentro de un faena que cerró con tres medidas manoletinas. Remató de un vertical espadazo y un golpe de verduguillo y paseó la primera oreja de la tarde.

Soso desde el inicio fue el quinto de la tarde, que desprendía apatía en cada embestida en el comienzo. Reservón y manso. En la muleta, no regaló ningún muletazo y no dio lugar a lucimiento, pese a la voluntad de Adame. El mexicano tiró de dominio en un trasteo muy descompuesto. Lo cazó en la suerte suprema con la la visión de un halcón y la ejecución se tradujo en un apéndice, que le llevó a asegurarse la Puerta Grande.

Muy firme estuvo Cortés desde salió el primer toro de su lote. Un variado quite, en el que aunó chicuelinas, tafalleras y una media a pierna geniflexa, fue su declaración de intenciones. Continuó con un inicio de muleta de rodillas de mucha exposición, con el que puso al público de su parte. El madrileño, maduro y con una seguridad arrolladora, firmó una importante actuación, de trazo largo, en la que dejó algún natural de alta nota ante un toro de potable juego. Con el animal venido a menos, dejó tandas de mérito pegado a tablas. Tras un intento, Cortés cobró media estocada para cortar una oreja.

Prosiguió evidenciando su capacidad con el último de la tarde, otro toro cinqueño bien presentado. Se estiró a la verónica en el recibo capotero y luego quitó por chicuelinas con un astado que tuvo transmisión, a pesar de ir de uno en uno. La mano poderosa del madrileño fue clave para domeñar la embestida del animal y correr la muleta con profundidad. Buena faena de Cortés que, tras dos pinchazos, rodó al toro y obtuvo otro apéndice para abrochar una tarde triunfal. Triple Puerta Grande.
Ficha
Plaza de Toros de Nava de la Asunción. Alrededor de media entrada. Toros de Luis Albarrán, tres cinqueños (segundo, cuarto y sexto), bien presentados, de juego desigual y justos de raza.
El rejoneador Sergio Pérez, ovación y dos orejas.
Joselito Adame, oreja (aviso) y oreja (aviso).
Javier Cortés, oreja y oreja.
