El FC Barcelona derrotó al Zaligiris Kaunas (78-85) en Lituania, en partido correspondiente a la cuarta jornada de la Fase Regular de la Euroliga, y liderado por su capitán Juan Carlos Navarro se despegó en el marcador en la segunda parte hacia la tercera victoria consecutiva, la primera a domicilio y que hace olvidar la pesadilla vivida en la primera jornada en Turquía.
Aquella derrota ante el Pinar Karsiyaka Izmir (71-62) hizo abrir de la peor manera la competición al FC Barcelona, que también sufrió en casa para ganar al ‘a priori’ rival débil del grupo, el Stelmet Zielona Gora (78-72). Pero aquel triunfo trabajado le dio alas y energía para afrontar la primera piedra de toque seria ante el Panathinaikos, de nuevo en el Palau Blaugrana, y ahí lo bordaron con un cómodo triunfo (77-52).
Y la racha la lograron alargar a tres victorias en línea gracias a su triunfo en el espectacular y lleno hasta la bandera Zalgirio Arena. No empezó bien el Barça, nervioso e impotente ante el trepidante ritmo del Zalgiris Kaunas, que empezó con una anotación tan alta que tenía una proyección de firmar 120 puntos al final del partido. Pero la mejora en la defensa azulgrana, el cansancio y el empeoramiento del acierto lituano lo hizo imposible.
Por contra, el Barça fue de menos a más y, pese a que los locales lucharon hasta el final, lograron esta importante victoria. La gran segunda parte de Juan Carlos Navarro y la aparición oportuna de Carlos Arroyo en el último cuarto, con dos triples y un robo que acabó en rápido contraataque, fueron determinantes para sentenciar el partido a favor de los de Xavi Pascual, cuyas rotaciones funcionaron para ahogar al Zalgiris.
Con Navarro y Arroyo el Barça reaccionó y se alejó en el electrónico. El mal acierto exterior de Zalgiris, uno de sus habituales puntos fuertes, fue bien aprovechado por un Barça que no obstante tardó en firmar el triunfo. Y es que las muchas pérdidas del equipo local no pudieron ser traducidas por los azulgrana en más canastas y, con ello, en un triunfo más plácido.
Pese a tener máximas de 14 puntos en la segunda parte, después de reaccionar y olvidar una primera parte donde el Zalgiris, mucho más metido en el encuentro, llegó a tener ventajas de +6, el Barça no pudo cerrar antes la contienda. Si algo tiene Zalgiris es que no desconecta nunca y, ya con la derrota a la vista, igualmente luchó por reducir las diferencias. Del 65-79 con un triple de Arroyo se pasó al
73-81. Difícil para los lituanos, que no cejaron en su empeño.
Por contra, bien asentado en los minutos finales, el Barça no se dejó sorprender como sí sucedió en Turquía. Ese infierno vivido en Esmirna quedó atrás gracias al empeño de los catalanes en el Zalgirio Arena. Los últimos minutos fueron una guerra física y mental de la que supieron salir vivos. Con cinco jugadores por encima de los 10 puntos, los blaugranas ahogaron al rival, con posesiones largas, cambios de táctica, y un Tomic que cerró un gran partido anotando en los momentos clave, demostrando tener la muñeca caliente y la cabeza bien fría.
La barrera psicológica de los 10 puntos siempre estuvo ahí para los lituanos. Solo en los últimos segundos pudieron bajar de ella, ya cuando el Barça se sabía ganador. Y pese a la derrota el público local agradeció el esfuerzo a sus jugadores, y es que se vio un buen partido donde el Barça supo salvar las trampas que puso el Zalgiris.
Los lituanos son un equipo que esta temporada huele a Top 16 de la mano de un grupo nutrido de veteranía y que cuenta con el apoyo de Sarunas Jasikevicius como técnico ayudante. De nuevo, en su tercer partido contra ‘su’ Barça, una derrota que intentará que no haga mella en sus jugadores.
