Volvió Partido de Resina a Cuéllar, una ganadería fija en los últimos años en esta feria. Regresó con un serio envío, que ya en el encierro resultó complicado en el campo al entrar en plaza sólo cuatro de los seis astados reseñados. La presentación de los toros se vio empañada por los efectos del traslado matinal de las reses y resultó un peligro para los lidiadores. La sedación de dos ejemplares condicionó la primera parte de un festejo en el que destacaron los naturales de Fernando Robleño, que cortó la única oreja, y los del diestro local Javier Herrero, que además ofreció una importante dimensión en el primero de su lote. Completó la terna Octavio Chacón, dispuesto con el titubeante sobrero, pero inseguro con el segundo de su lote. En el tercer festejo de feria -segunda corrida-, el público cuellarano se acordó del novillero segoviano Carlos García, fallecido el pasado mes de junio. Se guardó un minuto de silencio en su memoria, en la plaza en la que debutó con picadores en 2010.

Abrió la tarde un toro astifino, hondo y con morrillo que derribó al caballo y quedó atrapado en cierta medida en el peto del protector. Segundos de apuró hasta que salió disparado a los brazos lidiadores de Robleño, que pechó con él. Después, recibió un calibrado puyazo de manos del experimentado Israel de Pedro. En la muleta resultó un astado noble, con punto de casta, que cayó en la mano izquierda del madrileña, por donde llegó una faena corta pero intensa. Muy seguro, firme y con solidez, Robleño dejó una importante actuación que cerró de tres cuartos de espadazo y un certero uso del descabello. Oreja y aplausos para el toro en el arrastre.

Una pintura fue el cuarto, un animal bien hecho y gordo, que tuvo fijeza en el capote de Robleño. Después, reponía y salía del muletazo a media altura y se quedaba corto. El madrileño, en lidiador, no le perdió la cara y apostó por tandas cortas y el remate de pecho hasta que consiguió domeñar las embestida. Su labor se complicó con los aceros.
Levantó las palmas del público la salida del primero del lote de Chacón, pero pronto evidenció problemas en una pata y tuvo que ser devuelto por uno de los sobreros, que fue sedado en el encierro. Un peligro. Las secuelas se hicieron evidentes con calambres que el público rápido protestó. En esta ocasión, no hubo pañuelo verde y en banderillas fue una amenaza para los subalternos. Aun así, el gaditano exprimió sus pocas posibilidades. En la muleta resultó un astado soso y parado, pero Chacón no renunció a ponerse. Sacó una potable faena cuando la vía más recomendable era la rápida. Sin embargo, no hubo tino con los aceros.

Fino de cabos, largo y con un bonito galope hizo su presencia el quinto toro de la tarde. Despropósito en varas, con una sucesión de puyazos mal ejecutados. Resultó probón y Chacón lo llevó despegado y para fuera. Cuando se acopló, dejó algún notable pasaje dentro de un trasteo que no cogió vuelo.

Herrero, forjado
Más escurrido, fino y alto fue el tercero, un animal que tomó parte en el anillo cuellarano como un velocista y un saltador de longitud. Un atleta. Muy vivo y echando la cara arriba. En banderillas destacaron los pares del segoviano Alberto Román. Fue otro ejemplar que aparentó mermas, pero que desarrolló recorrido en la muleta de un Herrero forjado en este tipo de embestidas. Maduro y pleno, el cuellarano firmó una obra maciza de mucho poder ante los tornillazos del toro, que no descolgó; sumando además tres naturales ajustados al ralentí de sobresaliente nota. Destacada faena de Herrero, que se vio empañada por un bajonazo.

Cerró plaza un toro muy bien hecho, ligeramente cuesta arriba y serio al que Herrero recibió con seguridad. No sucedió lo mismo en banderillas. Momentos de nudo en la garganta, sin lucimiento. Astado complicado, que se venía por dentro. A base de dominio, Herrero logró enderezar la irregular y dubitativa embestida del ejemplar de uno en uno hasta que terminó por agarrarse al piso. Abrevió el cuellarano y recogió el cariño de los suyos.

Ficha
Plaza de Toros de Cuéllar. Tercer festejo de feria. Un tercio. Toros de Partido de Resina (segundo bis), serios y bien presentados.
Fernando Robleño, oreja y silencio (aviso).
Octavio Chacón, silencio (aviso) y silencio.
Javier Herrero, ovación y ovación.
Se guardó un minuto de silencio en memoria del novillero segoviano Carlos García. Se desmonteró Alberto Román tras parear al tercero.
