El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aclaró que “el destino de Cuba no lo va a decidir Estados Unidos”, recalcando que los cambios en la isla caribeña deben proceder del pueblo y que las negociaciones en curso con el Gobierno de Raúl Castro se centran en mejorar sus condiciones de vida.
“El destino de Cuba no lo va a decidir Estados Unidos o cualquier otro país. El destino de Cuba lo van a decidir los cubanos, nadie más”, afirmó durante la rueda de prensa que ofreció ayer desde La Habana junto a Castro.
Obama hizo hincapié en que todavía persisten las “diferencias” entre EEUU y La Habana sobre un amplio rango de temas, incluidos los Derechos Humanos y que la mejor manera de afrontarlas es con un diálogo “franco y directo”. “Es por eso que vamos a dar inicio aquí, en La Habana, este mismo año a un diálogo sobre Derechos Humanos que va a contar con la asistencia de Naciones Unidas”, anunció el inquilino de la Casa Blanca.
Mientras, Estados Unidos, “al igual que hace en el resto del mundo”, va a seguir pronunciándose a favor de la democracia y los Derechos Humanos. “Mañana [por hoy] espero reunirme con los líderes de la sociedad civil”, recordó en alusión a la oposición cubana.
Obama defendió “un diálogo constructivo”. “Porque cuando compartimos nuestras creencias e ideas en una actitud de respeto mutuo podemos aprender ambos y hacer que la vida de nuestro pueblos sea mejor”, esgrimió. Además, insistió una vez más en que el Congreso debe cooperar con la Casa Blanca para acabar con el bloqueo comercial, económico y financiero a Cuba. Obama consideró que la presencia de congresistas republicanos y demócratas en la delegación que le acompaña, así como de empresarios estadounidenses, es muestra del “amplio interés” en que ocurra.
“Seguiremos avanzando en muchos frentes”, sostuvo, señalando el acceso a internet, el medio ambiente, los intercambios culturales y educativos, el restablecimiento de los ferry y los cruceros, la sanidad y la ciencia, entre otros ámbitos.
“He venido a transmitir la amistad del pueblo estadounidense”, dijo. “Durante más de medio siglo la visita de un presidente estadounidense a La Habana habría sido inimaginable, pero esto es una nueva era”, proclamó.
Obama se mostró consciente de que “después de más de cinco décadas, las relaciones no pueden transformarse de la noche a la mañana”, pero confió en que ambas partes sean capaces de “aprender a hacer memoria de socios”.
“El camino que tenemos por delante no va a ser fácil, pero afortunadamente no tendremos que nadar entre tiburones para conseguirlo. Estamos centrados en la esperanza de que, si seguimos por este camino, tendremos un futuro mejor (…) Sólo nos separan 90 millas”, destacó.
Por su parte, Castro abogó por una “convivencia civilizada” con Estados Unidos, pero aclaró que Cuba “no renunciará a su destino”, por lo que llamó a avanzar pese a las “profundas diferencias” que persisten entre ambos países en materias como democracia y Derechos Humanos.
“El Gobierno revolucionario tiene la disposición de avanzar en la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Estamos convencidos de que podemos cooperar y convivir pacíficamente en beneficio mutuo por encima de las diferencias que tenemos para contribuir a la paz y estabilidad en nuestro continente y en el mundo”, señaló Castro, quien advirtió en contra de vincular cualquier avance en las negociaciones a cambios políticos sustanciales. “No debería pretenderse que el pueblo cubano renuncie al destino que libre y soberanamente ha escogido y por el que ha hecho inmensos sacrificios”, subrayó.
El líder comunista llamó a “no poner las diferencias en el centro del diálogo”, admitiendo que aún son “profundas” en materias como democracia, Derechos Humanos, modelo político, justicia social, relaciones internacionales y estabilidad mundial. En concreto, Castro denunció “la manipulación política sobre el doble rasero de los Derechos Humanos” como parte de la “confrontación”, afirmando que “ningún país” los cumple y admitiendo que “Cuba tampoco los cumple todos”. En cambio, el máximo mandatario cubano negó que existan “presos políticos” en la isla y afirmó que, “si los hay”, liberaría a todos inmediatamente.
Por otra parte, Castro insistió en que “para que pueda haber relaciones normales” Estados Unidos debe eliminar el bloqueo comercial, económico y financiero “que tiene efectos disuasorios e intimidatorios de alcance extraterritorial”, además de “consecuencias negativas para Cuba”. “También será necesario que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo”, incidió, si bien esto aún no está siendo negociado.
