Efectivamente, mágicas son estas noches de La Granja, por el plantel de artistas que vienen actuando. No así por la organización del espacio y calidad de las localidades. He asistido a tres espectáculos de los programados y puedo afirmar que desde mi butaca de plástico de platea, situada excesivamente pegada a las de al lado y a las otras filas, solo he podido disfrutar de una pequeña parte de las actuaciones. Las localidades situadas sobre una superficie plana, frente a un escenario poco elevado, obligan a cualquier espectador de estatura normal, a tratar de divisar la actuación, a través de pequeños huecos entre las cabezas de los asistentes situados en las filas precedentes. En el caso concreto de la actuación de Sara Baras (magnífica en lo poco que pude ver), al tratarse de un espectáculo fundamentalmente visual, las localidades de 64 €, (60, más 4 de gestión), se convirtieron en localidades de visibilidad reducida, circunstancia que debería advertirse al adquirirla.
Igualmente estimo muy deficientes las zonas de acceso, estrechas, con bordillos y obstáculo en el suelo, que dificultan el tránsito normal, con poca luz y gran afluencia de público, especialmente en las salidas, por el cuello de botella que se crea.
Entiendo que puestos a organizar un festival de esta importancia, sería fundamental acondicionar los espacios para ofrecer al público, además de unas buenas actuaciones, las condiciones mínimas para disfrutarlas con comodidad, y en consonancia con los precios que se paga por ellas.
Esperando tomen en consideración estas observaciones, para futuras ediciones, les saludo atte