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Cambio climático y seguridad alimentaria

por El Adelantado de Segovia
19 de agosto de 2024
en Tribuna
FELIX GARCIA DE PABLOS
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FÉLIX GARCÍA DE PABLOS

El Acuerdo de París en 2015, alcanzado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP1), fijó como meta limitar el aumento de la temperatura global a lo largo del siglo a 1,5ºC o, como máximo, a 2ºC. Sin embargo, si continuamos las actuales políticas, el incremento de la temperatura será de 2.8º a finales de este siglo XXI con consecuencias catastróficas, por lo que será necesario aumentar el esfuerzo siete veces mayor del previsto.

El sostenimiento del crecimiento económico y el mantenimiento de los niveles de desarrollo en los países desarrollados han ralentizado el proceso de descarbonización y, sin embargo, el 10% de la población mundial más rica es la responsable del 48% de las emisiones globales en 2019, mientras que la mitad más pobre solo emitió el 12%. Al mismo tiempo que la mitad de la población mundial vive en contextos vulnerables al cambio climático, una vulnerabilidad crítica que afecta a África, Asia meridional y América Central, debido a las inundaciones y sequías.

La vulnerabilidad climática influye directamente en la producción de alimentos, dado que los rendimientos de la agricultura disminuyen y surge el riesgo de desplazamiento de la población, así se calcula que en los próximos años 800 millones de personas deberán desplazarse como consecuencia del cambio climático. La justicia climática debe invitarnos por tanto a practicar un consumo responsable y promover una reducción real de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para que todos podamos vivir con dignidad.

El campo segoviano siempre mira al cielo porque de él dependen las cosechas, dado que la agricultura y ganadería son las actividades más sensibles a las adversidades climáticas. A la sequía en la cosecha anterior, se ha unido al exceso de precipitaciones en la reciente campaña. Una relación con el clima que tiene profundas implicaciones para la seguridad alimentaria por los efectos de las malas cosechas. El cambio climático constituye uno de los grandes retos para la agricultura y la alimentación, dado que el aumento de la temperatura podría alterar el frágil equilibrio especialmente en la cuenca del Mediterráneo. El sector agroalimentario español es uno de los motores de la economía española aportando más del 6% del PIB y unas exportaciones que rondan los 55.000 millones de euros, generando un gran superávit comercial. Sin embargo, la producción agraria está amenazada por el cambio climático, especialmente la agricultura de secano, al mismo tiempo que reduce las reservas de agua disponibles (el riego supone el 70% de las extracciones de recursos hídricos). Se ha calculado que la siniestralidad causada por los fenómenos climáticos extremos puede suponer cerca del 7% del valor de la producción agraria cada año, de modo que el cambio climático puede incrementar la intensidad y la frecuencia de los fenómenos, como los pedriscos que tienen una mayor frecuencia y virulencia, o la aparición de plagas.

Los cereales constituyen unos alimentos básicos y la base de la alimentación para la ganadería, un cultivo que ocupa 6 millones de hectáreas en España, donde más del 90% se dedica al cultivo de cereales de invierno, trigo y cebada principalmente, en régimen de secano. Una producción que sufre fuertes oscilaciones por la variabilidad de las precipitaciones y que no consigue abastecer el mercado interno, de hecho cada año España ha de importar entre un 25% y un 55% de los cereales consumidos. El cereal de secano depende del clima por lo que el calentamiento global constituye una verdadera amenaza para el campo segoviano, ya que puede afectar a la duración de la estación de crecimiento, reducir la disponibilidad de agua y aumentar el estrés térmico. El aumento de las temperaturas y principalmente del número e intensidad de las sequías en primavera provocarán una pérdida previsible y significativa del rendimiento de los cereales de invierno. Por lo que, ha de aumentarse el importe de las indemnizaciones por el seguro agrario ante los daños ocasionados por estos siniestros climáticos, al mismo tiempo que aumentar las subvenciones a la contratación de estos seguros. El agricultor segoviano necesita una garantía en sus producciones que permita mantener un nivel de ingresos con los que compensar los enormes costes y unos precios de los cereales justos, solamente así podrá asegurarse la supervivencia del medio rural en nuestra provincia.

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