Después de pasar una semana inolvidable en la capital rusa, el fondista Javier Guerra Polo ya se encuentra de nuevo en su casa, descansando y saboreando junto a los suyos un éxito sin precedentes en el atletismo segoviano, tras acabar decimoquinto –y mejor atleta europeo– en la maratón del Campeonato del Mundo, celebrada el sábado en Moscú.
¿Cuáles son sus sensaciones después de su magnífica carrera del sábado?
Salió todo mucho mejor de lo esperado, con unas sensaciones increíbles. Estoy muy contento por el puesto conseguido, además de por haber logrado la plaza fija para el Campeonato de Europa, que se celebrará en Zurich en agosto de 2014.
Como bien decía antes de viajar a Moscú, la mejor manera de afrontar esta maratón era manteniendo la paciencia e intentando regular. Le salió bien la estrategia, ¿verdad?
Sí. Al final, la táctica de salir tranquilo, regulando al principio, e ir adelantando a los rivales acabó favoreciéndome, para así poder afrontar los últimos kilómetros con más fuerza. De esta manera, mi motivación iba creciendo conforme adelantaba a los rivales y veía que en la parte final de la carrera estaba entre los mejores.
En definitiva, hay que controlar en el inicio y tener mucha paciencia, sobre todo en carreras como las maratones, y mucho más en un campeonato del mundo, en el que los atletas africanos salen muy fuertes. Si no se hace así, cualquier esfuerzo de más se puede acabar pagando.
¿Algo así le sucedió a su compañero Ayad Lamdassem, que se tuvo que retirar?
Sí. Tuvo problemas en los gemelos desde antes del kilómetro 30, que le impidieron continuar corriendo. Quizás arriesgó más de la cuenta.
¿Finalmente las condiciones meteorológicas fueron tan complicadas como se preveía?
Fueron muy exigentes, ya que la carrera comenzó a las 15:30 de la tarde, bajo un sol muy fuerte que hacía que el asfalto estuviera bastante recalentado, y con 23 grados y algo más del 40% de humedad. Por ello, a medida que iban pasando los kilómetros el calor hacía todavía más mella, obligándonos a avituallarnos muchísimo y a mojarnos con esponjas de agua cada cuatro o cinco kilómetros. En estas circunstancias, aumentan las exigencias y cada corredor tiene que ir al límite.
¿Cómo fueron los momentos previos a la carrera?
Fueron muy diferentes a lo que estoy acostumbrado. Al ser una prueba del máximo nivel internacional te exigen estar una hora y media antes calentando, para después pasar por diferentes cámaras de llamada, y estar con los jueces unos minutos antes de salir al estadio.
En cuanto a los días anteriores de la carrera, también fueron muy especiales por todo lo que conlleva un campeonato del mundo, al estar concentrado con la Selección Española, conviviendo día a día.
