El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, congeló ayer las relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia, en un nuevo capítulo de las cíclicas crisis bilaterales derivadas del conflicto interno con el Gobierno de Bogotá.
A raíz de las acusaciones «irresponsables» de este último Ejecutivo sobre el supuesto desvío de armas de Caracas para las FARC, Chávez ordenó la retirada del embajador del país en el Estado vecino, Gustavo Márquez, así como «congelar las relaciones diplomáticas y comerciales» bilaterales.
El dirigente advirtió, además, de que romperá definitivamente los lazos con Colombia ante una eventual «próxima declaración verbal» de parte del Ejecutivo del presidente Álvaro Uribe que signifique una «nueva agresión» contra su país. «Ya basta de acusaciones irresponsables contra nuestra patria», declaró el político, en una reunión ministerial transmitida por la televisión.
Esta decisión incluiría la expropiación de empresas colombianas instaladas en Venezuela, una amenaza que Chávez ya lanzó en marzo de 2008 cuando, en medio de otra crisis diplomática bilateral, ordenó el cierre de la frontera terrestre, de 2.219 kilómetros.
El jefe de Estado reaccionó así a las denuncias colombianas, avaladas por el Gobierno de Suecia, de que varios lanzacohetes producidos en ese país europeo y vendidos a Venezuela a finales de la década de los 80 fueron incautados recientemente a la guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
A juicio de Chávez, con esas denuncias «Uribe prendió otra vez el ventilador de porquería» contra Venezuela y volvió a prestarse a la supuesta campaña «imperialista» que busca acabar con la «revolución» que lidera desde hace una década. Además, se quejó de que Bogotá ha multiplicado los ataques contra Caracas «sabiendo que es falso que facilitemos armas a guerrilla alguna» y así se le ha «dicho y hasta demostrado».
El dirigente resaltó que en diversas grabaciones se ha podido ver que los guerrilleros colombianos portan armamento estadounidense, ruso e israelí, pero «ellos agarran al más pendejo y los más pendejos somos nosotros».
Como parte de la congelación de las relaciones comerciales, el gobernante venezolano ordenó al ministro de Comercio, Eduardo Samán, «sustituir las importaciones desde Colombia» que, añadió, «no son imprescindibles para nosotros». No obstante, el presidente de la Cámara de Integración de ambos territorios, Daniel Montenegro, apuntó que la «sustitución» de la llegada de productos traería a Caracas «consecuencias» como «aumento de costos y complicaciones de logística».
La nueva crisis bilateral se produce a menos de seis meses de la plena restitución de las relaciones diplomáticas, suspendidas por Caracas en marzo de 2008 en rechazo al ataque militar de Colombia a un campamento de las FARC en Ecuador. El acontecimiento agravó la tensión bilateral desatada en noviembre de 2007 después de que Uribe decidiera, unilateralmente, poner fin a la labor mediadora de Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdoba para la liberación de un grupo de secuestrados por las FARC.
