El Reglamento (UE) 2021/241 del Parlamento Europeo y del Consejo estableció el Mecanismo de Recuperación y Resilencia con objeto de mitigar el impacto económico y social de la pandemia del coronavirus. En aplicación del indicado Reglamento, el Gobierno aprobó el Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia de España el 27 de abril de 2021, estructurado en cuatro ejes transversales que incluyen un total de diez políticas para incidir en determinados sectores productivos con mayor capacidad de transformación del tejido económico y social. Uno de esos ejes transversales del Plan está dedicado a la Transición Ecológica, cuya política se titula “una transición energética justa e inclusiva”, dentro de la cual está el Componente 9 dedicada a la “Hoja de ruta del hidrógeno renovable y su integración sectorial”. Por otra parte, las inversiones se articulan en cuatro líneas: línea 1, dirigida a fomentar la cadena de valor industrial innovadora y de conocimiento en hidrógeno renovable; la línea 2, referida a clústeres o valles de hidrógeno renovable para la integración sectorial a general escala; línea 3, dedicada a proyectos singulares pioneros de hidrógeno renovable; y la línea 4, orientada a actuaciones de apoyo para integrar la cadena de valor nacional en cadena de valor comunitaria de hidrógeno renovable. También el Gobierno aprobó el 14 de diciembre de 2021 “el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE ERHA) de Energías Renovables; Hidrógeno Renovable y Almacenamiento” con el objeto de desarrollar el campo de las energías limpias, en el caso del hidrógeno renovable mediante su impulso y su integración en los procesos productivos.
Sin embargo, el Real Decreto 663/2024, de 9 de julio de 2024, ha regulado el proceso de concesión de subvenciones a los proyectos españoles de la industria del hidrógeno, determinando los proyectos subvencionados y localizados en las Comunidades Autónomas de Aragón, Andalucía, Asturias, Castilla La Mancha, Murcia y País Vasco, impulsando 5 valles de hidrógeno y dos aplicaciones industriales innovadoras. Los 5 valles suponen la construcción de electrolizadores de alta capacidad (100 MW) en entornos de gran capacidad industrial que se localizarán en Andalucía, Asturias, Castilla La Mancha, País Vasco y Murcia. Mientras las dos aplicaciones industriales innovadoras se desplegarán en Aragón para la puesta en marcha de sendos proyectos de generación de hidrógeno renovable para su uso en la fabricación de fertilizantes y otros compuestos químicos.
De nuevo Castilla y León queda excluida de esa política de ayudas al hidrógeno. Se repartirán 794 millones de euros para un total de 7 grandes proyectos liderados por las empresas Repsol, Iberdrola, Endesa y EDP España, con una potencia adicional de electrólisis de 652 megavatios con energía solar, eólica e hidráulica y una movilización de inversiones superiores a los 6.000 millones de euros a lo largo de su vida útil, con el objetivo de impulsar el hidrógeno verde.
Parece que se condena así a Comunidad de Castilla y León a ser un territorio meramente productor de energía eléctrica, dado que exporta el 55% de la producción de energía eléctrica renovable, la mayor de España, mientras carece de un desarrollo de su sector industrial. Castilla y León es la Comunidad con la mayor generación de energía renovable con un 20% del total de España, destacando la producción de energía eléctrica de origen hidráulico, eólico y ahora se suma aquella producción de origen fotovoltaico. Por lo que, Castilla y León no puede quedar al margen del proceso de producción de hidrógeno verde. Iberdrola controla la explotación hidroeléctrica de toda la cuenca del Duero y debería en compensación establecer una instalación industrial en Castilla y León que ponga en valor aquella producción y la creación de puestos de trabajo en esta región. En mi libro la “Canción triste del Duero” me mostré partidario de la creación por la Junta de Castilla y León al mismo tiempo de una empresa pública que gestione la producción hidroeléctrica, eólica y fotovoltaica directamente, con la finalidad de crear verdaderamente un tejido industrial en nuestra Comunidad, que sirva de caldo de cultivo para la creación de empresas que evite la emigración y impida la despoblación del medio rural.
En Segovia contamos además con empresas implicadas en el desarrollo del hidrógeno limpio, como H2greem en el polígono de Hontoria, las cuales tampoco podrán acceder en este proceso empresarial de país. Parece como si el Gobierno no tuviera otra pretensión que consolidar las dos Españas, una rica e industrial en la periferia, y otra pobre condenada a servir a las regiones más desarrolladas aportando todos sus recursos.
No existe en efecto una conciencia de país y no se piensa en modificar la estructura económica decimonónica de España, basada en el desarrollo de la periferia y la condena al ostracismo económico a las dos Castillas. Sin embargo, aquí los políticos castellanos no compran los “billetes de lotería” en el Parlamento, razón por lo que nunca nos toca algún premio, ni siquiera la pedrera.
