La Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Segovia, ha advertido de la proliferación del topillo campesino en la provincia, una plaga que se puede convertir en un problema importante para el sector agrícola. Desde la asociación han solicitado de manera urgente un plan de choque para prevenir las plagas, algo en lo que el Itacyl ya ha empezado a trabajar.
A punto de concluir la campaña de cultivos de invierno, de cara a la prevención de las futuras siembras, y considerando que los cultivos de verano actualmente están en desarrollo, el grupo de coordinación y cooperación para la gestión del topillo campesino se reunió este miércoles, dando cumplimiento, de esta forma, al compromiso adquirido por la consejera, María González Coral, durante el encuentro que mantuvo con las organizaciones agrarias la pasada semana.
En dicho encuentro se reiteró la importancia que tiene actuar de forma integral en las vías de dispersión, en base a las recomendaciones para minimizar el riesgo de propagación de los topillos, haciendo un especial hincapié en reducir al máximo las zonas donde puedan encontrar alimento y protección aprovechando el período de cosecha y la preparación para las siembras.
Concretamente, durante la reunión se han puesto de manifiesto las principales pautas para prevenir y controlar los posibles reservorios, entre las que se encuentran la destrucción mecánica de huras y galerías, favorecer la presencia de rapaces, el incremento de la frecuencia del riego o el uso controlado de fitosanitarios autorizados si las condiciones lo aconsejan.
En cuanto al manejo del riego, la entidad recomienda anegar las parcelas si es factible, aumentar las frecuencias de riegos y retirar los tubos no utilizados de las parcelas.
Algunas de las medidas propuestas, como determinadas prácticas de laboreo y eliminación de rastrojos, van en contra de las normativas de la PAC; por lo que las asociaciones agrarias han solicitado que se permitan de manera excepcional, con el fin de evitar una plaga como la de 2007, cuando la población de topillos multiplicó por siete el número habitual, dando lugar a pérdidas en el campo cercanas a los 15 millones de euros.
