Matrícula de honor para la Policía tras cinco meses de trabajo, que el pasado miércoles evitó una auténtica tragedia en Palma de Mallorca. Y es que, como señaló ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, una «brillantísima» operación evitó «una masacre» en la Universidad de las Islas Baleares al detener, sobre las 10,00 horas, a un joven de 21 años que pretendía imitar a los dos chicos que el 20 de abril de 1999 acabaron con la vida de 13 personas en un instituto en Columbine (EEUU).
Asimismo, el político catalán explicó que ha quedado acreditado por los más de 140 kilos de explosivos que el presunto delincuente había recibido a través de Internet, así como por las anotaciones que había en su blog, que lo que quería era seguir los pasos de los dos psicópatas norteamericanos.
Entre las sustancias químicas intervenidas por los agentes destacaban 125 kilos de amonio nitrato con nitrógeno, una sustancia que por sí sola constituye un explosivo de fragmentación con características similares al amonal y amosal. También había otros 12 de potasio nitrato cristal; 500 gramos de sodio sulfuro hidrato; un litro de ácido nítrico y otro del sulfúrico y un matraz Erlemmeyer de 500 mililitros. Como se puede apreciar, podría haber llevado a cabo una auténtica carnicería.
El arrestado, Juan Manuel Morales Sierra, era estudiante de Electrónica en un instituto politécnico de Palma y había realizado diversos comentarios en Internet en los que se identificaba con los autores del triste y macabro suceso acaecido en EEUU hace ya 13 años. Para él, Eric Harris, de 18, y Dylan Klebold, de 17, eran sus ídolos.
Al parecer, tenía un blog que utilizaba a modo de diario personal en el que exponía su odio, su afición a las armas e informaba de cómo fabricar diversos tipos de explosivos. En éste y en otros documentos intervenidos por la Policía en su domicilio, el detenido manifiesta ese asco a la sociedad y, especialmente, a la comunidad universitaria con expresiones violentas, al tiempo que informaba de su decisión de colocar estratégicamente bombas tipo tubo repletas de metralla en el recinto universitario, admitiendo la hipótesis del suicidio en el desarrollo de la masacre, algo que suelen hacer este tipo de personas.
Para ello había adquirido también varias ganzúas para manipular los tubos en los que pretendía detonar los explosivos, así como para forzar las cerraduras y robarlas en establecimientos que ya tenía controlados, ante la imposibilidad de adquirirlas por otras vías.
Se da la circunstancia de que Morales solicitó en repetidas ocasiones licencia de armas y, afortunadamente, se la denegaron.
