David Ferrer se impuso ayer en el Masters 1.000 de París, último de la temporada, después de vencer en la final al polaco Jercy Janowicz (6-4, 6-3), por lo que consiguió su primer título de esta categoría.
El partido clave en la capital gala estaba destinado a inscribir un nuevo nombre a la lista de ganadores de este tipo de torneos. Un eterno aspirante como el español se enfrentaba a la revelación del campeonato, el número 69 del mundo, que, en el primer Masters de su vida, había vencido a cinco jugadores del ‘top 20’.
Parecía que el de Jávea lo tenía todo a favor para conquistar el título de mayor prestigio de su palmarés, pero su rival, de 19 años, no se lo iba a poner nada fácil. Así, el polaco saltó a la pista sin nervios, puesto que no tenía nada que perder, mientras que al alicantino le costó llevar la presión del favoritismo. Sin embargo, conforme fue ganando los primeros juegos se empezó a sentir más cómodo.
Janowicz, por su parte, no se mostró tan efectivo al servicio como en los partidos previos y su contrincante lo aprovechó para meter presión al resto. El joven revelación no consiguió acertar tantos primeros saques como le habría gustado y su rival dominó los peloteos. Así, el número cinco del mundo fue capaz de aprovechar una de las dos bolas de rotura de las que dispuso para adjudicarse el primer parcial por 6-4.
En el segundo set, Janowicz fue mucho más agresivo, intentando mover a Ferrer, que empezó a sufrir. El polaco decidió entonces darlo todo para intentar conseguir la remontada y presionó al de Jávea hasta que consiguió un ‘break’ en el tercer juego (1-2).
En ese momento, las fuerzas se igualaron, pero el español cambió radicalmente su dinámica, volviendo a jugar al límite, como en el primer set y obtuvo un parcial de 4-0 para sentenciar la final (5-2) y acabar ganando por 6-3.
De esta forma, Ferrer conquista el primer Masters 1.000 de su carrera y el decimoctavo torneo de su palmarés. Además, levanta su séptimo título del año y avanza hacia el cuarto puesto de la ATP.
