Los gobiernos autonómicos presididos por el PP han suscrito ayer un acuerdo que derivará en 2025 en una prueba de acceso a la Universidad común para estos territorios.
Principales claves
Los firmantes se han comprometido a que las pruebas tengan los mismos contenidos evaluables, mismos criterios de corrección, mismos criterios de puntuación por faltas de ortografía, mismo calendario para la realización de las pruebas y para publicar las notas, mismo número de opciones entre las que elegir tanto para cada examen como para las preguntas concretas de cada prueba y mismo tipo de ejercicios y número de preguntas en todas las asignaturas comunes.
Sintaxis y ortografía
El documento distingue entre la asignatura de Lengua Castellana y Literatura y el resto. En el caso de la primera se valorará la capacidad de redacción (exposición ordenada de las ideas, el correcto engarce sintáctico, la riqueza léxica y la matización expresiva”, mientras que la ortografía será evaluada en su totalidad (letras, tildes y signos de puntuación), con una deducción máxima de dos puntos.
La primera incorreción ortográfica no se penalizará y cuando se repita la misma falta se contará como una sola. A partir de la segunda, por cada falta se deducirán 0,25 puntos, mientras que por errores de redacción, sintaxis, vocabulario y presentación podrán bajar en la nota hasta un punto.
Para el resto de asignaturas la deducción máxima por faltas ortográficas será de un punto. Empezarán a restar 0,10 puntos a la tercera falta, mientras que por errores de sintaxis, vocabulario y presentación unicamente se podrá restar un máximo de 0,5 puntos.
El PP ha enfatizado en que se somete al marco de la LOMLOE, por lo que articula los exámenes con competencias específicas, criterios de evaluación y saberes básicos, pero desgrana una “matriz de especificaciones”, que definen como “la herramienta” para reorganizar el currículo y poder concretar el contenido de la prueba. Es un “puente entre lo que se enseña y lo que se evalúa, asegurando que los exámenes reflejen adecuadamente los contenidos y habilidades que los estudiantes deben haber aprendido”.
El documento plantea que la evaluación de contenidos responda a estas cuatro preguntas, que deben tener una contestación común en cada autonomía para cumplir con su objetivo: ¿Cuántas partes tiene la prueba? ¿Qué se evalúa en cada parte de la prueba? ¿Qué tipo de actividades hay en cada parte? ¿Qué valor tiene cada parte?
El documento habla de una misma estructura y descripción del examen por cada asignatura, lo que incluye el tipo de preguntas que pueden aparecer, los temas específicos que deben estudiar, y cómo se distribuirán las calificaciones. Se plantea este aspecto como “esencial para mantener la consistencia y la equidad en la evaluación de todos los estudiantes, independientemente de su región o centro educativo”.
EBAU común vs EBAU única
Reconoce el PP que para lograr una “EBAU única” habría que reformar la LOMLOE y mientras que los contenidos no sean idénticos entre las autonomías no puede ponerse “un examen con las mismas preguntas, en el sentido literal de la palabra”. Por eso han optado por “poner el mismo tipo de examen”. Entienden que pese a no enfrentarse a las mismas preguntas, los alumnos sí tendrán que “saber los mismos contenidos”.
Este sistema común de EBAU no afecta a todas las asignaturas, sino que lo hace con las 15 de la fase obligatoria de las pruebas, por “motivos prácticos y pedagógicos”.
El modelo del PP ha sido presentado a la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y ha incluido una petición expresa de esta entidad: que los alumnos pudieran matricularse el mismo día, lo que entienden que se cumplirá al publicar las notas en el mismo día y evitar así que algunos alumnos perdieran opciones de matriculación por no tener a tiempo sus calificaciones.
